jueves, 4 de agosto de 2011

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[AST] SOBRE MIÉOS

[ESP] SOBRE LOS MIEDOS

[ENG] UNFORMED

[AST] SERES AFORMES

[ESP] SERES SIN FORMA

[ENG] SEA CREATURES

[AST] SERES LA MAR

[ESP] SERES DEL MAR

[ENG] MONSTERS

[AST] LOS MOSTRUOS

[ESP] LOS MONSTRUOS

[ENG] UNDEAD

[AST] LOS MUERTOS

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[ENG] GOBLINS

[AST] LOS DUENDES

[ESP] LOS DUENDES

[ENG] NUBERU

[AST] EL NUBERU

[ESP] EL NUBERU

[ENG] ST. JOHN'S EVE

[ESP] NOCHE DE SAN JUAN

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Parece firmemente establecido el hecho de que la fiesta de San Juan Bautista sea una fiesta precristiana, algo así como una superposición de la fiesta cristiana a la que se celebraba para conmemorar el solsticio de verano, es decir, del día más largo del año, “el gran momento del curso solar en el que, tras de ir subiendo día tras día por el cielo, el luminar se para y desde entonces retrocede sobre sus pasos en el camino celeste”. Sea para “imitar en la tierra el gran manantial de luz y calor del cielo”, o sea “para quemar y destruir todas las influencias dañinas”, la costumbre de encender hogueras la víspera del día de San Juan es una práctica universal en Europa que los expertos remontan a épocas precristianas y hasta prerromanas. Han variado tanto las modalidades de ejecución (a Dios gracias, pronto se dejaron de realizar sacrificios humanos de prisioneros o condenados, como hacían los celtas galos, para quemarlos sólo en efigie, primero, y para quemar sin más cualquier cosa, después) como las finalidades (la propiciación de buenas cosechas, la purificación, la expulsión de brujas…), pero la práctica persiste, a pesar de haber tenido en la Iglesia católica un enemigo implacable que ya desde los siglos VI-VII se esforzaba por suprimirlos y a ello exhortaba a sus sínodos. Es más, parece notarse una cierta revitalización de esta festividad: en Asturias, sin ir más lejos, en las zonas urbanas, donde este rito de las hogueras languidecía en algunos barrios, está tomando nuevo impulso y hasta las autoridades municipales promueven el levantamiento de grandes hogueras, en torno a las cuales se baila y sobre las que se salta; la afluencia de gente va incrementándose año tras año y constituyen, en muchos casos, el toque de salida de los festejos veraniegos.


Resulta asombrosa la cantidad de lugares en que se celebra esta fiesta, y la similitud de los rituales que se desarrollan. En algunos países, además de la quema de hogueras, se recurre a portar antorchas por los campos que se quieren propiciar o purificar, y a lanzar discos ardiendo al aire o ruedas también ardiendo por las laderas de las colinas (en clara referencia al sol). En Asturias, el culto a la naturaleza implícito en la festividad gira entorno a tres elementos: el fuego, como representación del sol, el agua (la recogida de la flor del agua, las fuentes enramadas…) y la vegetación (enrames de balcones y tejados con flores de saúco, verbena o galanes (flores nacidas en las proximidades de los arroyos). Hay testimonios suficientes como para constatar que las prácticas asociadas a estos tres elementos se dan en Asturias desde tiempos inmemoriales hasta muy recientemente.


El culto al sol se manifiesta tanto en la hoguera como en la creencia de que al amanecer de ese día el sol baila, por lo que los jóvenes de los pueblos suben a los montes cercanos para ver bailar el sol naciente. Tanto en un caso como en otro, y siendo como son los jóvenes los protagonistas, la celebración se acompaña de ciertas licencias: por ejemplo, en la perdida braña de Piedrajueves (toponimo que algunos asocian a una posible estela dedicada a Júpiter), en el concejo de Somiedo, “los brañeros de ambos sexos y gente que acude allí de varios pueblos, celebran la mañana de San Juan con demasiada libertad”. En casi todas las celebraciones de la víspera de San Juan, desde Irlanda hasta Rusia y desde Suecia y Noruega hasta el norte de África, se da un cierto carácter sexual a la fiesta; suelen ser parejas las que saltan por encima de las llamas, adivinan cuando se van a casar, hacen fértiles a los matrimonios… Frazer recalca este hecho cuando dice:



"Nos cuentan que los muchachos quemaban huesos y basuras de varias clases para hacer un humo hediondo y que el humo ahuyentaba a ciertos dragones perniciosos que en esta época del año, excitados por el calor del verano, copulaban en el aire y envenenaban los pozos y los ríos al caer en ellos su semen”.



En Asturias, no llegamos a pensar tanto, pero sí parece innegable que hay una vinculación de esta fiesta con las potencias sexuales, dentro o fuera del matrimonio: sean con los fines que sean, las escapadas nocturnas de los jóvenes a la búsqueda de la flor del agua, las mozas que se revolcaban desnudas sobre el primer rocío de la mañana y clopas como:



Mañanita de San Juan.
Madruga, niña, temprano
a entregar el corazón
al galán que puso el ramo.



Cantadas por todo el pueblo después de colocar un árbol (ramu) ante las casas de sus novias, inducen a pensarlo.



Algunas prácticas realizadas este día tienen fines claramente terapéuticos: Giner Aribau (sinónimo de Eugenio Olavaria y Huarte) señalaba que las personas mayores de Proaza (y de Aguino, concejo de Somiedo) con sarna o algún tipo de enfermedad cutánea realizaban el mismo ritual de revolcarse por los prados; otra costumbre es la de guardar la flor del agua con una rosa dentro de una botella para curarse los ojos y evitar las enfermedades de la piel. La recogida de tantas plantas medicinales en esta noche (durante el día no da resultado) también resulta más provechosa de lo normal (tréboles, verbenas, flores de saúco…). Recuérdese la famosa canción:



A coger el trébole,
el trébole, el trébole;
a coger el trébole
la noche de San Juan.



Las ropas que se tienden en los prados y reciben el rocío de la mañana sanjuanera, evitan, por contacto, todo tipo de enfermedades para quien se le ponga. También sirve para el ganado la sal expuesta al sereno de esa noche, dándosela luego a las ovejas y vacas; y también les conviene a estos animales ser mojados en el río y llevados a pastar a la “rosada” antes de que salga el sol, que le quitaría sus poderes. En general, parece que los poderes ocultos de la naturaleza actúan esta noche con especial cuidado de favorecer los designios humanos, dotando a flores, manantiales y hogueras de la capacidad de potenciar sus virtudes favorables.



Siendo, pues, esta noche tan especial, no es de extrañar que la imaginación popular la haya llenado de “encantos”. Las leyendas que corren sobre estos encantos resumen y compendian buen número de elementos de la mitología popular, debidamente adaptados a las modas literarias de unos tiempos y otros. En líneas generales todas las leyendas tratan de lo mismo: hay una (o unas) moza encantada (tradicionalmente llamada "Ayalga") y se trata de desencantarla; unas veces está custodiada por un cuélebre que pone difícil el desencantamiento; otras veces, cuando el desencantamiento requiere la utilización de panecillos con picos, para que salga es imprescindible ser soltero, pues, indefectiblemente, en todas las leyendas las mujeres de los protagonistas acaban comiendo uno de los picos del pan y el desencantamiento no tiene lugar (salvo en el caso excepcional del pescador, que rompe uno de los picos del panecillo para tirárselo a un pez enorme que se le acerca, y ahuyentarlo); también puede ser que la encantada (y en algún caso, el encantado) ponga como condición para su desencantamiento que el pastor o el mozo acierte el nombre de alguna vaca, aunque en la mayoría de los casos, cuando acierta, se limita a llevarse la vaca,; en otros casos, lo que tiene que hacer el protagonista es escoger adecuadamente lo que quiere entre un conjunto de alhajas o instrumentos de oro: si elige bien, se lo lleva todo y si no se gana una buena maldición.



Junto al ganado y a los tesoros (generalmente tijeras, peines, cadejos…) las xanas encantadas aparecen, a veces, con una gallina (pita) de oro con sus respectivos polluelos (pitinos) de oro, que pueden pasar a propiedad de quien desencante a la xana. El oro, las joyas y hasta las “minas” (tesoros que aparecen sólo esta noche, anunciado o no por pequeñas y misteriosas luces) acompañan siempre a las xanas encantadas, como lo hacen con los cuélebres ya viejos; generalmente, tales tesoros aparecen cada siete años, siempre en la víspera o en el día de San Juan.



Las ayalgas, que son unas hermosísimas mujeres, guardaban sus tesoros en sus cuevas o bajo los árboles. Su nombre proviene de la sustancialización del término "ayalga" que significa en asturiano "tesoro". Para Cipriano Agüero, "en la noche de San Juan brota una llama rojiza y misteriosa en la boca de sus grutas"; si alguien la ve y se acerca a ella con una rama de sauce, debe echar la rama al fuego, el cual se verá azulado hasta apagarse. De las cenizas saldrá la ayalga, muy bella ella, con una cinta en su talle; y con ella conducirá al valeroso desencantador adonde están sus tesoros. Como se ve, la historia es casi una variante de las xanas encantadas de la noche de San Juan.



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:: RELATO 1. CAN CABROÑA ::



A un kilómetro del concejo de Caravia, en la falda de un cerrillo que se alza dominando la playa de La Isla, brotan borbollando las aguas de la fuente Cambroña, y debajo de su cristal, en un palacio labrado por un genio, viven sujetas al poder de los encantadores doce hermosas doncellas moras.



Y la mañana de San Juan, después de pasear descalzas sobre el rocío que cubre la alfombre verdina del prado, tendida desde la fuente a la playa, se van a la orilla del mar y allí danzan al son de las olas dando al viento sus velos de oro, los cuales flotan alrededor de sus cuerpos flexibles, como una niebla luminosa. Y las olas rompen con mimo para acercarse suavemente a las danzarinas y besarles los delicados pies.



Y las jóvenes dirigen la vista hacia el horizonte azul para ver si se acerca a la playa una lancha conduciendo al hombre que ha de libertarlas.



Y una mañana de San Juan, cuando las vírgenes moras retornaban al palacio saltando a la comba con sus velos, vieron llegar a la playa, empujada por la suave brisa, una lancha tripulada por un arrogante pescador.



Se acercó a él una de las moras y le dijo:



-Si quieres ser rico y poderoso, el año que viene, la víspera de San Juan, al dar las doce de la noche te presentas con doce panecillos de cuatro picos al pie del ojo de la fuente Cambroña y diras: “Can Cabroña, toma el pan que te envía tu señora”. Lo demás corre de nuestra cuenta.



Al año siguiente se presentó el pescador a la vista de la playa, y mientras se acercaba la hora convenida, soltó los remos y dejó a la lancha juguetear libremente sobre las olas.
Cuando más abstraído estaba pensando en el poco tiempo que le quedaba para ser rico, vio que un pez enorme se dirigía hacia su embarcación, y para ahuyentarle, tomó un panecillo, le quitó un pico y se lo arrojó al pez, el cual desapareció debajo del agua.
Llegó el pescador al pie de la fuente, y al dar las doce de la noche dijo:



-Can Cambroña, toma el pan que te envía tu señora.



Se rompió el cristal de la fuente, y por entre burbujas de plata que brillaban al claror de la luna, salió una de las jóvenes encantadas, agitó su cuerpo en suave temblor y cayeron a sus pies, produciendo armónicos sonidos, gran cantidad de perlas y brillantes.



En cuanto la mora tomó el panecillo en sus manos, le dio un beso y se convirtió en un hermoso caballo. Según iba el pescador repitiendo la fórmula convenida, iban saliendo las moras de la fuente y depositando a sus pies montones de riqueza. Ya estaban a caballo en disposición de huir en cuanto saliera la última; pero al faltarle un pico al panecillo, le faltó un pie al caballo, por lo cual tuvieron que recoger las riquezas y volver a su encantamiento, no sin antes maldecir a los encantadores por haber sido culpables por la aparición del pez.



Y el pescador, lleno de tristeza, soltó las amarras de su lancha, remó con fuerza y se alejó de la playa para tender sus redes más allá del horizonte…



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:: RELATO 2. ADIÓS Y MUCHAS GRACIAS ::



La noche antes de regresar, a un tejero que se encontraba en Castilla se le apareció una señora muy mayor que le entregó tres bollos de pico amarrados dentro de un pañuelo, con el encargo de que fuera a Cuetu Lloru, un lugar de Oviu (Ovio, lugar de la parroquia de Nueva), se asomara a una cueva, arrojara un pico dentro, dijera una frase de la que no me acuerdo y fuera tirando después los otros.



El tejero llegó a casa muy cansado y se acostó a dormir. Entonces, su mujer fue a ver que traía en el hatillo y le quitó un cuerno a uno de los bollos.
Al día siguiente por la mañana, el hombre marchó hacia la cueva, cogió el primer bollo, que estaba completo, y lo tiró dentro. Hecho esto, salió una moza muy guapa montada a caballo y que le dijo:



-Adiós y muchas gracias.



A continuación, arrojó el segundo bollo y se presentó otra moza, pero cuando tiró el último, como le faltaba un pico, lo que apareció fue un caballo cojo, sin una pata. Y la moza a la que le tocaba salir y no pudo hacerlo le explicó al tejero que por tener éste una mujer fisgona, ella quedaría en la cueva e inútil para siempre, y él no conseguiría el tesoro.



NOTA: En otras historias, lo que dicen las mozas según salen desencantadas es: “Detrás viene quien paga”, y salen indistintamente mozos y mozas; es más, el último que sale y al que le toca el bollo sin cuerno es un cojo vociferante que recrimina al pobre vecino:

-Aquí me quedo para siempre encantado y cojo, por ser tu mujer una “llambiona” (comilona)



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:: RELATO 3. SALE, MORA ::



En la cueva de la Roza, sita en el castillo de Sobeirón (Soberrón en la parroquia de Llanes), vivía una mora encantada. Y la mañana de San Juan se ponía a la puerta de la cueva a coser y bordar.
Los pastores se acercaban allí para verla, pero no conseguían más que oírla cantar.
Un día estaba un pastor apacentando las ovejas y se acercó a él un señor preguntándole:



-¿De dónde eres, pastor?
-De Sobeirón, cerca de Llanes.
-Pues en la cueva de la Roza, está mi mujer encantada y quisiera que le llevaras un encargo.
-No tengo inconveniente en ello.



El desconocido entregó al pastor un pan de seis picos, recomendándole que no comiera nada de él, y le dijo lo que tenía que hacer y decir a la puerta de la cueva.
Cuando llegó el pastor a su casa, le preguntó su mujer:



-¿Qué significa este pan?
-No me preguntes nada ni se te ocurra empezarlo.



A la mañana siguiente se acercó el pastor a la cueva y dijo:



-Sal mora encantadora,
que aquí hay quien te quiere ver;
yo te traigo un encarguito
que te servirá muy bien.



Y le entregó el pan, pero como su mujer le había comido un pico, no pudo salir la mora. Ésta le dijo al pastor:



-Aquí tienes quincalla de oro, coge tres cosas.



Y cogió unas tijeras, un peine y una cinta de seda para su mujer. Después que lo cogió le dijo la mora:



-¡Maldito seas!

Nunca te faltarán
ovejas que trasquilar,
ni sarna que rascar,
y el cuerpo de tu mujer
lo verás tronzar.



Marchó el pastor, y al pasar por vega de Sobeirón quiso ver lo larga que era la cinta y la ató por un extremo a un árbol y éste se tronzó como se tronzaría el cuerpo de su mujer si hubiera usado la cinta.
Al pastor nunca le faltaron:



Ovejas que trasquilar
ni sarna que rascar.



Siendo esta enfermedad hereditaria en la familia del pastor a día de hoy.



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:: RELATO 4. LA MORA OBSEQUIOSA ::



En el Pico el Castiellu, una montañita situada sobre el pueblo llanisco de Soberrón, se encuentra la Cueva la Mora, en donde los habitantes de las localidades vecinas recuerdan que vivía una mora encantada que tiempo ha se había llevado a una muchacha y por eso había sido objeto de una maldición, consistente en que se marchara a vivir en un lugar desértico.



A la entrada de la cueva, la mora tenía una tienda con peines, pendientes, tijeras, agujas, dedales, anteojos…



-Dame una tijera
-¿Y en qué vas a utilizar la tijera?, porque la tijera tiene punta, y si la quieres para hacer daño a la humanidad no te la doy.
-Es que tengo ovejas y es para cortarles la lana. Déme, pues, una tijera y la mora entera.



Y como esas palabras favorecían a la mora, esta le regalaba algo al pastor. Pero de no mediar una de estas, frases la mora le contestaba:



-Dios le dé a usted, mucha sarna que rascar y muchos piojos que matar.



La mora también intercambiaba diversos productos con los pastores. Éstos le proporcionaban queso, leche, huevos, carne, jamón… a cambio de guisados de cocido, alubias, garbanzos, lentejas… que la mora cocinaba.



Si en la zona aparecían nieblas o nubes, en la villa de Llanes y en Parres (de Llanes, obviamente), se creía que ello era debido a que la mora estaba cocinando (cuando la mora echa la torta).
Y todas las noches la mora encendía una luz encantada que, como entonces las noches eran oscuras, se divisaba desde bien lejos. La mora nunca quiso desvelar si esta luz se producía con aceite o petroleo, o con una vela.



Después de cierto tiempo se desencantaba la mora. A veces, entrabas en la cueva y se oían quejidos o lamentos; comentaban que se trataba de la mora allí cautiva.
Con el tiempo, la gente ya no llegó a creer en ella y la mora desapareció.



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:: RELATO 5. EL PASTOR Y EL ENCANTO ::



Una vez estaba un pastorcillo sentado al pie de la fuente de Las Traviesas, allá en la Collada de Taranes, concejo de Ponga, y vio salir por el ojo de la fuente un encanto (masculino) con muchas vacas. Y el pastor las miraba embelesado.



-¿Qué miras, pastor? –dijo el encanto.
-Miro estas vacas tan guapas.
-¿Tú no tienes vacas?
-No, señor.
-Pues cuando entren por el ojo de la fuente, tiras tus calzones sobre la que más te guste y quedará para ti. Ella te hará rico, porque siempre parirá terneras. Pero no la dejes entrar nunca en el río Caldar.



El pastor se puso al pie de la fuente. Comenzaron a entrar las vacas, y dice:



-Esta sí que es guapa; allá van mis calzones. Pero no; es más guapa ésta, o si no esta otra que es pinta, o mejor la negra…



Y cuando acordó consigo, habían entrado todas las vacas y se quedó sin ninguna.



Al siguiente año, el día de San Juan, el pastor se puso al pie de la fuente y no se detuvo en escoger; en cuanto apareció la primera vaca, le echó encima los calzones y se la llevó consigo.
La vaca le dio muchas terneras, y éstas le dieron otras, y fueron tantas que se hizo rico.



Y un día se le ocurrió decir:



-¿Porqué no he de permitir que entre la vaca en el río Caldar?



La dejó entrar. Y la vaca no volvió a la cabaña.



NOTA: Existen varias versiones de historias de vacas mágicas que salen de los caños. Todas ellas por lo general son de encantos, es decir, de género masculino. En unos casos, el pastor tiene que adivinar el nombre de la vaca a medida que van entrando, por lo que suele acertar con la última. En otros, el pastor tiene que repetir una fórmula mágica religiosa (“San Antonio te guarde…”) cada vez que sale una vaca; a veces lo que tiene que tirar a las vacas es la montera, lo cual tiene mayor sentido que tirarles los calzones.



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:: RELATO 6. EL PASTOR Y LA ENCANTADA ::



Un día de San Juan al amanecer iba un pastor para el monte, y al pie de una fuente encontró una moza muy guapa. Ninguna de la comarca la igualaba en hermosura. El pastor la acompañó más de una legua de camino y al despedirse de ella le preguntó que quién era y dónde vivía.



-Vivo aquí cerca de una cueva y soy una encantada. ¿Tendrás valor para desencantarme?
-Nunca tuve miedo. ¿Qué tengo que hacer?
-Me presentaré a ti tres veces transformada en un cuélebre con una rosa en la boca. Si me la quitas me desencantas. No me tengas miedo aunque me veas retorcerme y amenazarte con la cola.



Después que dijo esto se metió en la cueva. Y al poco tiempo apareció un cuélebre muy grande y el pastor tuvo miedo, no se atrevió a quitarle la rosa. Lo mismo sucedió cuando se presentó por segunda vez, pero cuando se presentó la tercera, le quitó la rosa y la moza quedó desencantada. Y al pastor le regaló el tesoro que tenía en la cueva.



NOTA: En otras versiones el pastor no hace nada las tres veces, y cada vez que aparece el cuélebre es más grande y le sube por la pierna, una vez tras otra, más arriba que la anterior, hasta llegar a la cabeza. Al final, la encantada acaba más encantada de lo que estaba.



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:: RELATO 7. XANIA, XANIETA ::



Una mujer de Cudillero llamada Camila Sande (actualmente viven tres Sande en Cudillero), iba el día de San Juan para Avilés. En el monte encontró una Xania que estaba cuidando una gallina con muchos pitos de oro. La mujer quiso atrapar alguno con el mandil, pero no pudo. Cuando volvió para Cudillero, lo contó a los vecinos y estos le dijeron:



-¡Ah, burra! Si hubieras arrancado un remendín de tu saya y lo entregas a la Xania diciendo:

-Xania, xanieta
dame la tu riqueza,
y toma la mio pobreza,

te hubiera dado la gallina y los pitinos.

NOTA: Se recogen algunos casos más de xanas con gallinas y pollitos de oro en el oriente asturiano. En uno de ellos, se da el caso de 12 princesas moras convertidas en pitas de oro por algún mal de amor, que a las 12 de la noche del día de San Juan recuperan su forma humana; se dice que si no se las ve es porque, igual que ellas, se ha cometido algún pecado de amor.



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[AST] NUECHI SAN XUAN

[ENG] CUÉLEBRE

[ESP] EL CUÉLEBRE



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Como en prácticamente todas las partes del mundo, en Asturias tenemos nuestros dragones. En realidad, podemos considerarlos como mezcla de dragón propiamente dicho (ya se sabe, el que suelta fuego por las narices, vigila tesoros...) serpiente y grifo (por las alas). Los cuélebres asturianos, son serpientes aladas que viven en las cavernas, fuentes y bosques, aunque también se pueden encontrar en prados, torcas, espineras y hasta en un monasterio.

Su distribución por la geografía responde prácticamente al de las Xanas, estando la parte occidental, practicamente vacía de cuélebres. Su origen es probablemente celta, si bien no puede descartarse que hayan sido asimilados a la tradición greco-romana (y posteriormente a la cristiana) e incluso indo-asiática (que habría llegado a Europa occidental através de las estepas). Lo cierto es que los dragones abundan en toda Europa y en todas las épocas; ya en la mitología griega, aparecen dos dragones célebres: el que custodia la manzana de oro en el jardín de las Hespérides y el que vigila el vellocino de oro que busca Jasón y los argonautas.
En la mitología germana es célebre el dragón Fafnir con el que lucha Sigfrido y cuya sangre es capaz de hacer invulnerable a quien se bañe en ella. En la tradición judeo-cristiana está la serpiente tentadora del Génesis, el Béhémoth y Leviatán del profeta Isaías, en los Salmos y sobre todo, en el Apocalipsis de San Juan.
En la tradición asiatico-egipcia está el dragón que encarna Tiamat, una de las formas de la Gran Madre y el dragón marino que sería vinculado a Afrodita, otra de las formas de la Gran Madre; ésta, asimismo en Seth, el enemigo y asesino de Osiris, víctima del hijo de éste, Horus. En fin, los dragones del extremo oriente son también numerosos, generalmente asociados con el mundo de los astros y de los cuerpos celestes.
Están también los Nagas "espíritus indios del agua y de la tierra, que aparecen a veces en forma de serpiente y otras en forma semihumana con cola de serpiente, aunque muy amenudo toman forma completamente humana. [...] Su principal capital es Bhogavati, una ciudad subterránea bajo el Himalaya, pero parece que tienen también otras ciudades subterráneas, todas de gran esplendor y magníficamente ornamentadas con piedras preciosas. A los Nagas les gustan mucho las joyas..."



Se conoce también lo mal que lo hicieron pasar los dragones a los primeros evangelizadores de Irlanda, y se conoce, por las fuertes escrituras medievales, infinidad de dragones asociados a ciudades y villas. El emblemático dragón de San Jorge es otro ejemplo archiconocido que, como veremos, también llega a Asturias. En toda la zona de influencia del arte Románico, los dragones debían ser normales, por la cantidad que de ellos se presentan, en tímpanos, dindeles, capiteles, basas y canecillos. En las portadas de iglesias y catedrales medievales abundan los dragones: en la catedral de Oviedo, sin ir más lejos, aparece un dragón con las inequívocas formas de un cuélebre. Estandartes y mascarones de vikingos, musulmanes y anglosajones están llenos de ellos. Caro Baroja por su parte, y en el área cultural que nos afecta directamente, también señala la presencia en festividades españolas del Corpus Christi, de "Tarascas" (dragones procesionales que llegaron a nuestra tradición provenientes de la Provenza francesa y de los que trata también LeGoff en el citado artículo sobre San Marcelo de París y el dragón) en Madrid, Toledo, Sevilla, San Sebastián...
También señala la presencia de dragones en otras partes de la geografía española como en Gerona, donde siguiendo al diccionario de Madoz, hay una cueva de Drach (en el partido de Ribas), en la que al parecer, vivía un dragón que se comía a los niños, por lo cual fue abandonado el camino que pasaba por delante suyo. Según parece, una vez muerto por algo que se tuvo por milagro, su piel decoró la Iglesia de San Eudaldo de Ripoll, hasta poco antes de la Guerra Civil, práctica habitual en otros tiempos: "En Aix (en Provenza), también se exhibió el esqueleto de un saurio como el del dragón que asoló los alrededores de la ciudad".
En líneas generales, las historias de dragones varían de pueblo en pueblo, pero se suele contar casi siempre de la misma manera:



En cieto país hay una plaga o calamidad de una serpiente de muchas cabezas, dragón u otro monstruo semejante que destruía a todos si no le ofrecían periódicamente una victima humana, generalmente una virgen. Muchas víctimas han perecido ya, y al final la suerte ha recaído en la hija del rey, que va a ser sacrificada y es entragada al monstruo cuando el héroe del cuento, frecuentemente un hombre de humilde cuna, se interpone en su defensa, mata al monstruo y recibe la mano de la princesa como premio. En muchos de los cuentos, el monstruo, descrito algunas veces como serpiente, habita en el agua de un mar, un lago o un manantial. En otras versiones es un dragón o una serpiente que se apodera de un surtidero de agua o fuente, y solo permite que corra el agua o que el pueblo haga uso de ella a condición de recibir una victima humana.



Si bien tal forma de contar es perfectamente reconocible en muchas de las historias que se recogen, esta descripción pasa por alto algo que sí se da en abundancia en las narraciones asturianas: los cuélebres son unos magníficos guardianes y lo que es mejor, guardan sus tesoros y sus xanas encantadas. A veces, como pudimos ver en el capítulo de las xanas, los cuélebres son el resultado de una transformación de éstas, igual que la Melusina medieval francesa se transformaba en serpiente o dragón alado o en sirena.
Físicamente horrorosos, los son también en su condición natural: su piel recubierta de escamas es practimante blindada, salvo debajo de las barbas, y envejece, aunque vive mucho, como cualquier mortal lo hace. Es más vulnerable por dentro, y de hecho, en las historias que no transcurren en un duelo individual, se suele acabar con él haciéndole comer algo que le deje el estómago como si hubiese tragado toda la lava de Pompeya: piedras calientes, panes con alfileres...
Es ya genéricamente vulnerable el día de San Juan, en el cual el cuélebre no recibe y es facilmente evitado u occiso. El cuélebre se entera de que está envejeciendo porque las escamas le crecen mucho y se ponen cada vez más duras; llegada la edad de la jubilación, comentan algunos, le prohibe Dios morar aquí y lo manda a un asilo: una ciudad sumergida en la mar cuajada, llena de tesoros que vigilar y hacer, con ello más llevadero el retiro. Otros, retoman el tema de las ciudades sumergidas, pero dándoles un caracter de ciudad de los muertos, humanos se sobreentiende.



Se conocen algunas historias en la que los cuélebres viven más en un ambiente marítimo, en cuevas de acantilados.
Es el caso del cuélebre que se llevó la marea cerca de la desembocadura del río Nalón, o del cuélebre del monte de Salinas, que se tiró al mar para apagar la piedra al rojo vivo que le habían hecho comer los vecinos de la zona. Sordo Sotres, en sus investigaciones sobre el oriente asturiano, menciona algunos casos en los que los cuélebres están asociados al mar:
Uno de ellos, un cuélebre atado con cadenas por San Pedro para que dejara de llevarse a los hombres del pueblo; el cuélebre vivía en una cueva por la que entraban las mareas, la gente al escucharlo aseguraba:



"¡Mira, mira! ahí esta el cuélebre, atado con unas cadenas que le ató San Pedro".



Otra de las que comenta Sordo Sotres es especialmente interesante aunque de difícil comprensión; recogida en Garaña de Pría (concejo de Llanes),



"decían los hombres que los cuélebre esos grandes, se tiran a la mar y se hacen peces".



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:: RELATO 1. DALE POR DEBAJO DE LA BARBA ::



Siempre decían que había un dragón, que a cierto tiempo salía, y para que no saliera de la cueva al pueblo pues le ponían una persona (a quien le tocase), y la comía, entonces la metía para dentro después que la mataba.
Tardaba tiempo en volver a salir, pero cuando empezaba a bufar, a bufar y empezaba a querer salir, ya sabían ellos que era que tenía hambre; y entonces hechaban a suerte a ver a quien le tocaba, y a la persona que le tocara, pues tenía que salir y comerla, y meter para adentro lo que quedaba.



Un día le tocó a la moza más guapa, dicen que tenía una melena... Y entonces claro, el pueblo entero estaba alborotado al pie de la cueva, mientras la moza lloraba.



Y entonces dicen que pasaba uno de a caballo, y que preguntó por qué tanto alboroto, qué pasaba, y entonces le dijeron lo que ocurría.

Y entonces dijo él:



-Déjelo que salga, se irán ustedes y dejen que salga el dragón.



Y entonces el dragón salió y empezó a bufar, y él a darle y el caballo a querer pisarlo, pero tenía el cascarón tan duro, que la espada saltaba y dice que dijo él:



-¿Cómo puede ser?



Porque sentí una mano que dice:



-Dale por debajo de la barba.



Y cuando el dragón se levantó, le metió la espada por debajo de la barba y entonces lo mató.
Todos querían obsequiarle, pero él nada más pidió que esto se llamara el Valle de San Jorge. Y con este nombre quedó el valle. En la iglesia puedes ver la escena representada.



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:: RELATO 2. SANTO DOMINGO DE OVIEDO ::



Detrás del convento de Santo Domingo, en Oviedo, está la cueva del Culebrón; en ella vivía un Cuélebre, al cual tenían que dar los frailes un pan cada día para que no les comiera los cadáveres de los frailes enterrados allí. Un día un fraile decide darle un pan lleno de alfileres y el cuélebre muere.



Me temo que esta historia podría explicar el insólito hecho de que este convento tardase más de tres siglos (desde su aprobación en un Capítulo General de la Orden, celebrado en Palencia) en empezar a ser construido; con un vecino semejante es difícil que avancen las obras: 34 años después de comenzadas éstas fallan los cimientos y se hunde el crucero de la iglesia. Esta iglesia debía estar gafada desde el principio. Por lo que se refiere al cuélebre en sí, Baragaño señala la curiosidad de la ubicación de la leyenda en la capital asturiana, "ya que no abundan precisamente las tradiciones míticas alejadas del ámbito rural". Con ser cierto en líneas generales, ya hemos indicado que, al menos en abundancia y en tiempos medievales, los dragones sí estaban asociados a las ciudades, que los tenían por muy suyos y formaban parte hasta de los estandartes locales. En Asturias, sin embargo, es cierto que las tradiciones mitológicas se dan casi exclusivamente en ámbitos rurales.



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:: RELATO 3. SANTA MARÍA DE CELÓN ::



En la iglesia de Santa María de Celón (parroquia del concejo de Allande), donde hubo un antiguo monasterio benedictino, dice la tradición que una espantosa serpiente se introdujo en el templo a través de un agujero en el ábside para comer los cadáveres de las personas que allí se enterraban. Hasta que un día llegó un peregrino que con su lanza dió muerte al monstruoso animal.



Esta pequeña iglesia de comienzos del siglo XIII, es, probablemente, una reedificación de una iglesia prerrománica; en el exterior del testero rectangular, aparece una tosca y sugerente figura que, para unos, representa la lucha de San Miguel contra la serpiente (según los autores, los cimientos de la iglesia deberían pertenecer a una iglesia puesta bajo la advocación del santo); para otros, sin embargo, y para los lugareños, la escena representa, precisamente esta leyenda. Es más, según cuentan todavía se puede ver el agujero por donde entraba el cuélebre y los vecinos lo mostraban orgullosos. Por otra parte, este Cuélebre de Celón es el único caso que se conoce en el occidente asturiano. El caso de que sea un peregrino en vez de un caballero o un campesino, el que mata al Cuélebre con su bordón convertido en lanza, se justifica por encontrarse la iglesia en el Camino de Santiago.



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:: RELATO 4. ABRE LA BOCA CUELEBRÓN ::



Había un cuélebre muy grande en una cueva de Brañaseca (lugar de la parroquia de Luiña), en el concejo de Cudillero. Y los vecinos, para que no les comiera el ganado le amtenían con borona (o boroña, pan de maíz) y pan de centeno. Cuando iban a llevarle la ración se decían:



-Abre la boca, Cuelebrón,
que ahí te va un boroñón



Y un día, en vez de pan le dieron una piedra calentada al rojo y murió.



Este cuelebrón de Brañaseca, tan tonta y confiadamente engañado por los vecinos, tiene su contrarréplica en otro, también recogido por A. del Llano, el cual, al parecer, vivía en el monte de Salinas, y dado lo cerca del mar, pudo tirarse al agua y beberla con fruición hasta enfriar la piedra que había tragado. No se sabe qué pasó después.



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:: RELATO 5. CULEBRÍN, CULEBRÓN ALLÁ TE VA UN PIOJÓN ::



Que se puso una vieja a peinarse a la boca de la Torca las Porquerizas, y según se iba peinando echaba piojos a la torca, y dice que iba diciendo:



-Culebrín, culebrón allá te va un piojón,
culebrón, culebrín, allá te va un piojín.



Y sintió un ruido subir por la torca arriba hasta que asoma un culebrón con unos cuernos muy grandes, y ella echó a correr hasta el pueblo, hasta Pedrejita, con el animal tras de ella.
Allí hay un sitio, la Calleja Cimbriu, que es como una calleja estrecha en donde el culebrón ya pasó porque no le dejaron los cuernos, de lado a lado no le dejaron pasar, y además se tocaron solas las campanas. Y se volvió, que no pudo pasar. Todavía tenía la cola en la torca.
El culebrón tenía unos cuernos muy grandes.



En esta historia, recogida por Sordo Sotres, en 1990, el cuélebre aparece, por primera vez con cuernos. No se conoce ningún caso más y resulta curiosa la insistencia del informante en dichos cuernos. Por otra parte, también resulta desconcertante el lugar elegido por la vieja para peinarse (una torca de escarpadas paredes) y el tono burlesco y provocador de la letanía de la vieja, muy alejado del espanto y miedo que suelen producir los cuélebres. Aparecen, asimismo, las campanas como instrumento útil para hacer retroceder al cuélebre, al igual que ocurría con el Nuberu.



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:: RELATO 6. LA FUENTE DEL CUÉLEBRE ::



Donde emprecipia la pradería por debajo, allí hay una fuente que lleva el nombre de La Fuente del Cuélebre.
Una vez que se encontraban varias personas por allí, sintieron al cuélebre y se les quitó la sed, y salieron huyendo.
¿Y sabes de qué viene eso de la fuente del Cuélebre? Pues te lo voy a explicar: resulta que hay un pozo allá arriba que llaman El Pozo la Cojita. Y hay quien tiene un perro y por no matarlo, lo tira a ese pozo. Ese perro va buscando por dónde puede salir, llega a la mar hasta cerca de esa fuente y entonces suena aullar por debajo de la tierra. Este ruido lo atribuyen al cuélebre.
cómo ladrará ese perro, a lo mejor lleva allí ocho o quince días: qué ladrido tendrá, qué sonará. Pues suena el cuélebre, y yo para mí ese cuélebre es la voz de un perro, que lo tiran en el pozo arriba y llega hasta cerca de esa fuente.
Si cae coincidencia de que le echan allá carne, el animal vive mucho.



Resulta extremadamente corta la historia que recogemos aquí, de dos vecinos de la Robellada, del concejo de Onís; se limitan a constatar que "sintieron" al cuélebre. También es curioso que metan a un perro en un pozo y sobreviva "echándole carne", aunque se admite que pueda llegar hasta la fuente, puesto que el oriente asturiano es muy calizo y existen miles de grutas subterráneas, el animal no sobreviviría mucho tiempo, aunque se alimentara de las alimañas que viviesen en la cueva. Por otra parte, C. Cabal, en su descripción de los inmensos tesoros que guardan los cuélebres retirados, explica que los hombres peuden coger estos diamantes "con un trozo de carne y una cuerda; los diamantes se pegan a la carne cuando toca el abismo, y suben cuando ella sube, si consigue salvarse de los cuélebres..."



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:: RELATO 7. EL CUÉLEBRE DE ABAMIA ::



Se dice que en el pueblo de Abamia había una cueva donde vivía un cuélebre al que los vecinos tenían que cebar, por que si no salía y se los comía. Un cura de la localidad, cansado de tanto cuélebre, se decidió a matarlo, cogió trabuco y caballo y se fue a la cueva a esperar al cuélebre. Silbando, atrajo la atención del monstruo y cuando asomó por la entrada de la cueva le disparó. El cuélebre, herido pero todavía con fuerzas, se lanzó furioso contra el cura, que tuvo que escapar a todo galope, perseguido por el cuélebre. En esta persecución, el cuélebre se metió en el río (o se enganchó en el pequeño puente de Abamia, según otras versiones), el agua entró en la herida y el cuélebre murió. El cura, que se había refugiado en el campanario, después de que el caballo reventara en la persecución, murió del pánico pasado en la misma iglesia.



NOTA: Algunos autores, aseguran que esta historia la inventó Roberto Frassinelli, el famoso "alemán de Corao", naturalista, arqueólogo, dibujante, arquitécto, bibliófilo, literato, botánico y médico, que vivió en Corao desde mediados del siglo XIX hasta su muerte (precisamente el día del solsticio de verano, 24 de junio, día de San Juan , de 1887). Frassinelli, que estña enterrado en la iglesia de Abamia, investigó la cueva del Cuélebre en la que encontró varias piezas de cobre, un hacha pulimentada y un canto decorado que parece ser un ídolo. Este alemán que puso su estudio en la cueva y que paseaba por su jardín con una lechuza amaestrada, parece ser que fue quien difundió la historia para que no le robasen de los frutales que había plantado. En todo caso, resulta algo sobrecogedor cómo mueren todos los personajes de la narración, algo totalmente inusual en este tipo de leyendas.



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:: RELATO 8. EL CUÉLEBRE DE LLAVADORIU ::



Aquí hay, abajo del pueblo (Asiego, concejo de Cabrales), en la ería, un sitio que llaman El Cuélebre, que sale el agua por un agujero y le llaman Llavadoriu. Iban allí a lavar la ropa antiguamente, y dice que tiene de estar lavando allí la ropa las mujeres y oir unas palmas y al momento quitarse totalmente el agua, o sea, que paró de correr el agua, ¿eh?, entonces de allí a un rato que volvió otra vez a salir el agua, y salía el agua sucia, de tierra. Eso lo oí yo a mis abuelos.
El cuélebre salía desde esa cueva, pasaba por una finca de maíz y era como si pasara una viga arrastrando por el maizal, que nunca lo vieron pero sí la rastra de maíz aplastado. Y se iba a refugiar a la Cueva de la Mora de la parte de Puertas. Eso lo oí contar muchas veces, por eso le dicen El Cuélebre.
Salía el cuélebre por donde estaba esa agua.



Este es uno de los pocos casos en los que el cuélebre interviene destrozando el campo y parando y ensuciando el curso de agua. Lo de que la Cueva la Mora, indica la mezcla de tradiciones: recordemos que en el oriente asturiano a las xanas se les llamaba también moras. La comparación con una viga en rastra, también es sobrecogedor.



Aquí acaban los relatos de cuélebres en los que interviene el pueblo. Hay otro tipo de historias, que se asocian a la noche de San Juan por lo que se expondrán en otro tema aparte.



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[AST] EL CUÉLEBRE

[AST] LES XANES

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Les xanes son ninfes o fades benéfiques, vinculáes xeneralmente a les cuenyes, fontes, fontanes y ríos. Tienen un aspectu totalmente humanu, pero son piquiñines d’estatura soliendo tener una llarga guedeya; son de una guapura fermosísima. Hay xente que cuenten, pol contrariu nel oriente asturianu, hestories nes que les “inxanes”, “yeren muyeres piquiñines, abondu piquiñines, morenes, abondu morenes”. Nes hestories escrites, asimílense les “inxanes” a les muyeres los moros: “Les inxanes yeren les muyeres los moros que dexáronles éstos cuando marcharon y que taben metíes peles cuenyes, en Vega y Jonfría”. En otres versiones preséntenseles roxes. En tou casu, gusten de ser piquiñines y d’una guapura fermosísima y galana.

En cuentra de lo que podíemos pensar, visten el traxe tradicional asturianu, y non, los resplandecientes farapos blancos, curtios o llargos, que podríen carauterizar a la Diana Cazaora de la mitoloxía Romana, a les “náyades” o ninfes griegues, o inclusu a la “Madama del Llagu” de la mitoloxía d’orixen celta.

N’esti puntu, alderiquen algunes persones de raigaños tradicionales: “Les xanes visten farapos blancos o bien platiaos, o pudieren dir de blancu…”. Otros dicíen que “…visten el traxe tradicional”. Esti últimu puntu vista, vien defendíu pola lleenda del pastor y la xana, que mencionaremos más alante, na que la xana manda-i al vaqueiru enamorau que la cueya pol refaxu, nel momentu nel que torne entrar na cuenya que les acueye.

Otros en contra de lo esperau, consideren que son cristianes, y alluden a la lleenda “Oye muyer”, na que la muyer ve salir un rosariu blancu pel cañu la fonte y quierlu carriar, oponiendose a esto la xana que apolmógalu a degolvelu: “Oye muyer: si quítesme’l rosariu, ¿cómo máñome pa amentar?”. Tamién en munchos relatos allúdese a que “tien a veces la xana’l dimizu poner n’una mesa gran númeru de patenes, cálices, copones…”. Asina que podemos dexar por sentau que yeren cristianes, o ficiéronles cristianes n’algún momentu la hestoria, sin prexuiciu de que, nel oriente, créyenseles mores.

Suelen habitar nes cuenyes y nes fontes: nes profundices de les primeres, encuellen elles les sos ayalgues; peles canielles de les fontes salen elles fuera o faen que salgan duviellos de filu pa podelos devanar, actividá ésta que présta-yos abondu y que suel ser común a cuasi toes les hestories. A les puertes les cuenyes, filen y coloquen elles lo sos tanderetes con escarpizos, cadexos, tixeres d’oru y plata, nun se sabe si col batán de vendelos (nun se conoz xanes comerciantes), por mera ostentación de les ayalgues que encuellen, o col fin de ritar la andromancia la xente que pase per ende, a ver si les desintenebren; a la oriella los ríos llaven y peñen la so callezna, lo cual tamién faen, a veces nes fontes, llugar onde tamién llaven la colá:

¡Ay qu’una xana fechicera
llavando tá en fonte noble,
llavando candexos d’oru
vestía de mil primores!

Citáronse más de cincuenta “domicilios”, entre cuenyes, fontes, praos, montes, ríos, prederos, foces, peñones, cuetos, en toa Asturies, delimitaos n’un área xeográfica que ocupa’l centru y oriente d’Asturies, llegando pel lau ocidental fasta los conceyos de Cudilleru, Sales, Belmonte y Somiedu. Curiosamente, más al ocidente desapaez tó rastru de les xanes. Ello pué debese a que’l orixen del mitu indroduxérase pel oriente, pero dexa n’entredichu el so posible orixen celta. Paez tar asumío que baxo’l nome de “xana”, güei, nun fácese referencia a un únicu mitu d’orixen celta o romanu.

Piénsase más bien que puea ser “una deformación llonxana d’un antigu mitu celta, una imprecisa recordanza d’una antigua divinidá femenina que yera conocía n’Asturies na época na que existía la práctica social del matrilinealismo”. Les sucesives oleaes romanes, cristianes y la producía pola revolución industrial, transformaron los conteníos del mitu, quedando ésti totalmente desdibujau y pletóricu de nuevos conteníos. Nun creo que puédase esplicotiar d’otru modu la multitú de calteres que asignense y lo contrariante dalgún. Como veremos más alantre, nel episodiu de la transformación de les xanes nel cuélebre, tamién la lliteratura medieval amesta, ente otros paises, elementos a estos rabullargos populares transmitíos por tradición oral.

Jacques LeGoff recueye una serie de textos medievales onde trátase el tema de Melusina, de evidente comparación coles xanes. Asina revélase la ñatura de Melusina a través de su función na lleenda. Melusina aporta prosperidá. Ya relacionese concreta o hestóricamente (y sin dulda nun sabrémoslo enxamás) con una diosa de fecundidá céltica y del llugar, col espíritu fertilizaor, con una heroína coltural d’orixen hindú (o más xeneralizau y más amplificau, d’orixen indo-europeu), ya sea d’orixen chtonianu (infernal, soterranu), acuáticu o uranianu (ye alternativamente y al mesmu tiempu serpiente, serena y dragón y quiciavis sea ciertu que n’esti nivel, la Fonte de Jean d’Arras tenga un tastu célticu abondu netu, mentantu que Gautier Map la mar y en Gaervais de Tilbuty un ríu –y nos dos un bañu- son una chancleta referencia a la ñatura acúatica de la fada), en toos estos casos aparez como’l avatar medieval d’una diosa-ma, como una fada de la fundidá.

Fácil resulta ver que’l tema de Melusina ye, d’alguna manera, el tema la xana. La multitú d’elementos comunes (viesques, fontes, prosperidá, amor polos fíos, condiciones, frañimientu del pautu, conversión en serpiente analá o dragón, final desgraciau pa la fada…) fae imposible nun ver algún tipu de relación ente estos testos medievales franceses y nueses xanes. El fechu de que sean testos lliterarios desplicaría en bona medía los fechos añadíos, daa la tradición oral de la que dicen remanecer toos los testos. Per otru llau, ta establecíu el parentescu les xanes coles fades escocieses, irlandeses, bretones, sicilianes y sardes, coles “jans” el Algarve portugués, coles “donas d’aigua” catalanes, coles “anjanas” cántabres y coles “lamiñak” vasques.
Les “nixies”, espíritus acuáticos que habiten nos mananciales y ríos d’Allemania, tien daqué munchu más propiu de les xanes: “les nixies suelen sentase al sol, nes orielles de los sos ríos, almirando’l so reflexu nel agua mentantu péñense”. Pero sigamos coles xanes.

Por norma xeneral, les xanes suelen ser personaxes benéficos: regalen duviellos de filu que nun acábense enxamás, paguen con alfayes los favores que faen-yos y tornen fanegueros a los que les desintenebren. N’un estremu que podíemos calificar cuasi morbosu, alguna xana llega a regalar la dea, covertía n’oru, a una muyer que, birlo-y un candexu de plata que dexó tendíu mentantu apurría ganciu. N’otru casu, la xana dedicase a allindiar y llavar guajes, poner n’orden la casa y escardar llinu, mentantu’l probe viudu, siñor la casa, y en amayante estáu d’esmolecimientu pues nun sabía quién facía-y-lo, trabayaba la tierra. Tamién enamóranse de los pastores xóvenes anque con escasa chorra.
Como verase’n les hestories, les canes suelen ser muy buenes; eso sí, toes elles emponen algún tipu de cundición pa poder siguir meritando los sos induldables dones benéficos; la torponería, la desidia, la avarulia, la rapacidá y, n’algún casu, ta’l llambionismu los humanos astures, suelen facer esñizar, en munchos casos, el permanente gozu de tales dones.

Con ser tan benéfiques, hay algunos rasgos que puen faceles esmolecientes. Otros pel contrariu nun dulden n’afitar que “la xana manca” y que “la xana birla guajes”. Dicho asina pue paecer ya nun sólo esmoleciente sinón fasta pérfidu; les hestories que cuénten-nos, sinbargu, nun dan tantu resquiciu: na primera –la que mentamos anantes de Retuertes-, demientres la mañana San Xuan, un mozu birla-y unu de los cálices y sal esgalopiando; viéndose escorrexáu con refalagueu pola xana, tórnase, escúsase y degüélve-y-lu. Nel segundu casu el más xeneralizau ente los mitos de les xanes, afítase que les xanes dedíquense a birlar guajes, pero ye que escámbienlos polos xaninos, los que nun puén da-yos de mamar, por escarecer como les bruxes, de tetes. En tóo casu, la mayoría les hestories finen na restitución del xanín a la xana y del guaje a la so má, munches veces acompañau de margurientes llancies o quexumes pola tratación que recibió’l so xanín.

N’algún casu, llega a afitase, arriendes, que’l motivu del furtu nun ye la criación el xanín, sinón el so bautizu, lo cual corrobora’l calter cristianu les xanes. Les hestories, arriendes, resulten cencielles a más nun poer: les maes suelen percatarse del cambeu o bien por que percátense de lo pelosu que ye’l nuevu retueyu (los xaninos suelen selo) o cuandu ésti escápase-y una frase de almiración de la cantidá de potes que ve nel fueu (síndrome de la fame que debería tar pasando). Como puese ver, nun ye tan terrible el comportamientu la xana. Al contrariu, los aldos maternales la xana superen, munches veces, los de les maes humanes.
Esta afición a birlar guajes, o a trucalos po’los propios xaninos, debi tener una llarga tradición ente los pueblos nórdicos (y fasta meridionales) europeos. Aparez, por exemplu, n’es hestories de los Uldra, la piquiñina xente de Llaponia, unos seres piquiñinos que viven baxo tierra y que surden dacuandu en vez, especialmente n’iviernu, pa cebar los osos y a los animales hibernaores. Dízse que uno de los castigos que puen llanciar sobre los homes (porque tienen montau’l campamentu enriba de ellos, por exemplu): ye’l de birla-yos los guajes o trucalos. Les asemeyes son escalafriantes:

Los guajes uldra tienen los caniles llargos y afilaos y la carona PELAMBRECÍA de prietu. Esisten diverses opiniones sobre si ye posible comencer a una má uldra de que arrecueya’l so fíu y DEGÜELVA’l guaje humanu. Dalgunos llapones creyen que la meyor técnica ye contoniar al guaje con un cañu amburante, fasta que les BERRÍES fáense tan arreflundíes que la má uldra ACÚE RESALVAR al so fíu.
Otros creyen que ye meyor ALLERAR al guaje, pa que la má prestosa, degüelva’l guaje humanu al so bierzu.

Como verase’n les hestories que vamos arrecoyer, les diferiencies ente los uldra y les xanes furtaores de guajes son solo de matiz: el guaje uldra pelosu (aunque solo de carona), la má uldra nun apechuga’l que trátenlu mal (equí déxenlu sin comer o berrando de cutiu pa que la xana inxeme degüelva’l humanu); n’Asturies tamién trátase bien a vegaes, a los xaninos, pero les xanes son muy esixentes cuandu trátase d’estos: véase, más alantre, la muyer la casa la Matiega que atopa n’una fonte un xanín atereciendo de cutu y llévaselu pa’l so chamizu, onde emburúyalu n’un pañu y pósalu a callentar nel llar; cuandu la xana torna a recoyelu, quéxase y nun arriequece a la muyer, porque ¡emburuyólu n’un pañu de collor y folián, y non n’un blancu nuevu!

N’Uropa la mayoría de les hestories de fades incluyen esta carauterística de birlar guajimos acabantes nacer, sin que sépase pispiarse del porqué:
“Podía ser que les fades fueren incapaces aguantar la guapura del neñu y lu quieran pa elles. Otru supuestu ye que tienen mester de los humanos, a los que caltienen dafechu baxo encantexaminetu pa’l llaboréu cansu, como espulgar grana y facer pan.
Otra ye que tienen que entregar cautivos al diañu pa que ésti nun atrabánquese nos sos asuntos”.

Ye más, entáilase que esiste una triba específica de fades galeses espicialmente resquicioses (son fees y estoribiaes), los Bendith-Y-Mamau, que birlen guajes de toes les edaes (nun como les otres fades que solo furten neños acabantes nacer), pol amañu envidiar la so fermosura. Estes fades fees tamién encambien los neños humanos polo suyos que, como ellos son feos y estoribiaos. Por aciu del pagu los encantexamientos que tiense mester y la mediación d’una brixa, puese recuperar al giaje furtáu, el cual nun alcordará ren de la so esperiencia, a nun ser unes lleves recodances de música melodiosa.

Resulta estrañu que siendo tan xeneralizáes les variantes el cuento la xana que escambia’l so xanín por un guajín, nun atópese correspondencia col irrefugable “xanu” (escetu n’algunos llugares como Somiéu, nos que fasta tien nome: Xuan Canes, y dalguna poesía en dialectu asturianu del sieglu XVII, recoyida por J. Caveda).

[ENG] XANES

[ESP] LAS XANAS

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Las xanas son ninfas o hadas benéficas, vinculadas generalmente a cuevas, fuentes y cauces de los rios. Tienen un aspecto totalmente humano, si bien son pequeñas de estatura, suelen poseer una largísima cabellera, y son de extraordinaria belleza. Hay gente que cuentan , por el contrario en el oriente asturiano, historias en las que las "inxanas", "eran mujeres chiquitinas, muy chiquitinas, morenas, muy morenas". En las historias recogidas, se asimilan las "inxanas" a las mujeres de los moros: "Las inxanas eran las mujeres de los moros que dejaron éstos cuando se fueron y que estaban metidas por las cuevas, en Vega y Jonfría". En otras versiones se las presenta como rubias. En todo caso, suelen ser pequeñitas y de extraordinaria belleza.

Al contrario de los que podía pensar, y curiosamente, suelen vestir el traje tradicional asturiano, y no las resplandecientes túnicas blancas, cortas o largas, que podrían caracterizar a la Diana Cazadora de la mitología Romana, a las náyades o ninfas Griegas, o incluso a la Dama del Lago de la mitología de origen Celta.

En este punto, disienten algunas personas de tradición arraigada: "Las xanas visten túnicas blancas o bien plateadas, o puede que de blanco...". Otros dicen que "...visten traje tradicional". Esta última postura, viene defendida por la leyenda del pastor y la xana, que mencionaremos más adelante, en la que, la xana ordena al pastor enamorado que la coja del "refaxu", en el momento en que vuelva a entrar en la cueva que las acoge.

Otros al contrario de lo esperado, consideran que son cristianas, y aluden a la leyenda de "Oye mujer", en la que la mujer ve salir un rosario blanco del caño de la fuente y lo quiere llevar, oponiendose a esto la xana que le obliga a devolverlo: "Oye mujer: si me quitas el rosario, ¿cómo me arreglo para rezar?". También en muchos relatos se alude a que "tiene a veces la xana la costumbre de poner en una mesa gran número de patenas, cálices, copones...". Así que podemos dejar por sentado que eran cristianas, o las hicieron cristianas en algún momento de la historia, sin perjuicio de que, en el oriente, se las crea moras.

Suelen habitar en las cuevas y fuentes: en las profundidades de las primeras, guardan ellas sus tesoros; por los caños de las fuentes salen ellas al exterior o hacen que salgan ovillos de hilo para poderlos devanar, actividad ésta que les gusta en demasía y que suele ser común a casi todas las historias. A las puertas de las cuevas, hilan y colocan ellas sus tenderetes con peines, cadejos y tijeras de oro y plata, no se sabe si con el afán de venderlos (no se conocen xanas comerciantes), por mera ostentación de los tesoros que guardan, o con el fin de llamar la atención de la gente que pase por ahí, a ver si las desencanan; a la vera de los ríos lavan y peinan sus cabellos, lo cual también hacen, a veces en las fuentes, lugar donde también lavaban la colada:





¡Ay que una xana hechicera
lavando está en fuente noble,
lavando cadejos de oro
vestida de mil primores!





Se han citado más de cincuenta "domicilios", entre cuevas, fuentes, prados, montes, ríos, pedreros, foces, peñones y cuetos, en toda Asturias, delimitados en un área geográfica que ocupa el centro y oriente de Asturias, llegando por el lado occidental hasta los concejos de Cudillero, Salas, Belmonte y Somiedo. Curiosamente, más al occidente desaparece todo rastro de las xanas. Ello puede deberse a que el origen del mito se introdujera por el oriente, pero deja en entredicho su posible origen celta. Parece estar asumido que bajo el nombre de "xana", hoy día, no se hace referencia a un único mito de origen celta o romano.




Se piensa más bien que pueda ser "una deformación lejana de un antiguo mito celta, un impreciso recuerdo de una antigua divinidad femenina que era conocida en Asturias en la época en la que existía la práctica social del matrilinealismo". Las sucesivas oleadas romanas, cristianas y la producida por la revolución industrial, han transformado los contenidos del mito, quedando éste totalmente desdibujado y pletórico de nuevos contenidos. No creo que se pueda explicar de otra manera la multitud de caracteres que se le asignan y lo contradictorio de algunos. Como veremos más adelante, en el episodio de la transformación de la xana en cuélebre, también la literatura medieval añade, entre otros países, elementos a estos mitos populares transmitidos por tradición oral.




Jacques LeGoff recoge una serie de textos medievales en que se trata el tema de Melusina, de evidente comparación con las xanas. Asi se revela la naturaleza de Melusina a través de su función en la leyenda. Melusina aporta prosperidad. Ya se relacione concreta o históricamente (y sin duda no lo sabremos jamás) con una diosa de fecundidad céltica y autóctona, con el espíritu fertilizador, con una heroína cultural de origen hindú (o más verosímilmente y más ampliamente indo-europea), ya sea de origen chtoniano (infernal, subterraneo), acuático o uraniano (es alternativamente y al mismo tiempo serpiente, sirena y dragón y quizá sea cierto que en este nivel, la Fuente de Jean de Arras tenga un sabor céltico bastante neto, mientras que Gautier Map el mar y en Gaervais de Tilbuty un río -y en los dos un baño- son una simple referencia a la natualeza acuática del hada), en todos estos casos aparece como el avatar medieval de una diosa-madre, como un hada de la fecundidad.




Fácil resulta ver que el tema de Melusina es, de alguna manera, el tema de la xana. La multitud de elementos comunes (bosques, fuentes, prosperidad, amor por los hijos, condiciones, ruptura del trato, conversión en serpiente alada o dragón, final desgraciado para el hada...) hace imposible no ver algún tipo de relación entre estos textos medievales franceses y nuestras xanas. El hecho de que sean textos literarios explicaría en buena medida los hechos añadidos, dada la tradición oral de la que dicen provenir todos los textos. Por otra parte, está establecido el parentesco de las xanas con las hadas escocesas, irlandesas, bretonas, sicilianas y sardas, con las "jans" del Algarve portugués, con las "donas d'aigua" catalanas, con las "anjanas" cántabras y con las "lamiñak" vascas.




Las "nixies", espíritus acuáticos que habitan en los manantiales y ríos de Alemania, tienen algo muy propio de las xanas: "las nixies suelen sentarse al sol, en las orillas de sus ríos, admirando su reflejo en el agua mientras se peinan". Pero sigamos con las xanas.




Por norma general, las xanas suelen ser personajes benéficos: regalan ovillos de hilo que no se acaban nunca, pagan con alhajas los favores que les hacen y vuelven ricos a los que las desencantan. En un extremo que podríamos calificar casi de morboso, alguna xana llega a regalar el dedo gordo del pie, convertido en oro, a una mujer que, le había robado un abalorio de plata que había dejado tendido mientras recogía "ganciu" (zarzaparrilla, arbusto de propiedades depurativas y sudoríficas, no la bebida de Lucky Luke). En otro caso, la xana se dedica a cuidar y lavar niños, poner en orden la casa y cardar el lino, mientras el pobre viudo, señor de la casa, y en permanente estado de inquietud pues no sabía quien se lo hacía, se trabajaba la tierra. También se enamoran de los pastores jóvenes aunque con escasa fortuna.




Como se verá en las historias, las xanas suelen ser muy buenas; eso sí, todas ellas imponen algún tipo de condición para poder seguir mereciendo sus indudables dones benéficos; la torpeza, la desidia, la avaricia, la rapacidad y, en algún caso, hasta el llambionismo (apetito incontenible por golosinas o cualquier cosa) de los humanos astures, suelen hacer fracasar, en muchos casos, el permanente goce de tales dones.




Con ser tan benéficas, hay algunos rasgos que las pueden hacer inquietantes. Otros por el contrario no dudan en afirmar que "la xana daña" y que "la xana roba niños". Así dicho puede parecer ya no sólo inquietante sino hasta pérfido; las historias que cuenta, sin embargo, no resultan tan horrorosas: en la primera -la que mencionamos antes de Retuertas-, durante la mañana de San Juan, un mozo le roba uno de los cálices y sale corriendo; viéndose perseguido amenazadoramente por la xana, se da la vuelta, se excusa y se lo devuelve. En el segundo de los casos, el más generalizado entre los mitos de las xanas, es cierto que las xanas se dedican a robar niños, pero es que los cambian por los xaninos, a los cuales no puede alimentar, por carecer como las brujas, de pechos. En todo caso, la mayoría de las historias acaban en la restitución del xanín a la xana y del niño a su madre, muchas veces acompañado de amargas quejas del xana por el trato que ha recibido su xanín.




En algún caso, se llega a afirmar, incluso, que el motivo del robo no es la crianza del xanín, sino su bautizo, lo cual corrobora el carácter cristiano de la xana. Las historias, además, resultan ingenuas a más no poder: las madres suelen darse cuenta del cambio o bien por que se percatan de lo velludo que es el nuevo vástago (los xaninos suelen serlos) o cuando éste se le escaba una frase de admiración de la cantidad de pucheros que ve en el fuego (síndrome del hambre que debería estar pasando). Como se puede ver, no es tan terrible el comportamiento de la xana. Al contrario, los instintos maternales de la xana superan, muchas veces, los de las madres humanas.




Esta afición a robar niños, o a intercambiarlos por los propios xaninos, debe tener una larga tradición entre los pueblos nórdicos (y hasta meridionales) europeos. Aparece, por ejemplo, en las historias de los Uldra, la pequeña gente de Laponia, unos seres pequeños que viven bajo tierra y que salen de vez en cuando, especialmente en invierno, para alimentar a los osos y a los animales hibernadores. Se dice que uno de los castigos que pueden lanzar sobre los hombres (porque tienen montado el campamento encima de ellos, por ejemplo) es el de robarles los niños o intercambiarlos. Las semejanzas son escalofriantes:




Los niños uldra tienen dientes largos y afilados y la cara cubierta de PELO negro. Existen diversas opiniones acerca de si es posible persuadir a una madre uldra de que recoja a su hijo y DEVUELVA al niño humano. Algunos lapones creen que la mejor técnica es golpear al niño con una rama ardiendo, hasta que los GRITOS se hacen tan fuertes que la madre uldra ACUDE a RESCATAR a su hijo.
Otros creen que es mejor TRATAR al niño muy bien, para que la madre agradecida devuelva el niño humano a su cuna.




Como se verá en las historias que vamos a recoger, las diferencias entre los uldra y las xanas robadoras de niños son solo de matíz: el niño uldra peloso (aunque solo de cara), la madre uldra no soporta que lo trate mal (aquí lo dejan sin comer, o llorando permanentemente para que la xana se apene y devuelva al humano); en Asturias también se trata bien a veces, a los xaninos, pero las xanas son muy exigentes cuando se trata de éstos: véase, más adelante, la mujer de la casa de la Matiega que encuentra en una fuente un xanin tiritando de frío y se lo lleva a su casa, donde lo envuelve en un paño y lo pone a calentar en el llar; cuando la xana vuelve a recogerlo, de lo que se queja y por lo que no hace rica a la mujer, es porque ¡lo ha envuelto en un paño de color y usado, y no en uno blanco nuevo!




En Europa la mayoría de las historias de hadas incluyen esta característica de roba niños recién nacidos, sin que se sepa dar cuenta del porqué: "podría ser que las hadas fueran incapaces de resistir la belleza del recién nacido y lo quieran para ellas. Otra teoría es que necesitan a los humanos, a los que mantienen bajo perpetuo encantamiento, para las labores pesadas, como moler el grano y hacer pan. Otra es que tienen que entregar rehenes al diablo para que éste no interfiera en sus asuntos".




Es más, se cuenta que hay un clan específico de hadas galesas especialmente desagradables (son feas y deformes), los Bendith-Y-Mamau, que roban niños de todas las edades (no como las otras hadas que solo roban niños recién nacidos), posiblemente por envidia de su belleza. Estas hadas feas también reemplazan los niños humanos por los suyos que, como ellos son feos y deformes. Mediante el pago de los encantamientos necesarios y la intervención de una bruja, se puede recuperar al niño robado, el cual no recordará nada de su experiencia, a no ser unos leves recuerdos de música melodiosa.



Resulta extraño que siendo tan generalizadas las variantes del cuento de la xana que cambia su xanín por un niño, no se encuentre correspondencia con el inevitable "xano" o "xanu" (excepto en algunos lugares como Somiedo, en los que hasta tiene nombre: Juan Canas, y alguna poesía en dialecto asturiano del siglo XVII, recogida por J. Caveda).





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:: LA FIGURA DE MELUSINA ::



Cierto dÍa, a mediodía, en un bosque próximo a las costas de Normandía, Henno el de los grandes dientes encuentra una joven bellísima y vestida de ropas reales, llorando. Ella le confía que ha logrado escapar del naufragio de un navío que le conducía hacia el rey de Francia con quien debía casarse. Henno se enamora de la bella desconocida, se casa con ella y le da una progenitura bellísima. Pero la madre de Henno observa que la joven, que finje ser piadosa, evita el principio y el final de las misas, que falta a la aspersión de agua bendita y a la comunión. Intrigada, horada un agujero en el muro de la habitación de su nuera y la sorprende bañándose en forma de dragón, recuperando luego su forma humana tras haber cortado en trocitos su capa nueva con los dientes.
Puesto al corriente por su madre, Henno con la ayuda de un sacerdote, rocía de agua bendita a su mujer que, acompañado de su sirvienta, salta atravesando el techo y desaparecen el los aires lanzando un gran aullido.




No lejos de Aix-en-Provence, el señor del castillo de Rousset, en el valle de Trets, encuentra cerca del río Arc a una hermosa dama magnificamente ataviada que le interpela por sus apellidos y consiente finalmente en casarse con él a condición de que nunca intente verla desnuda, en cuyo caso él perdería toda la prosperidad material que ella ha de aportarle. Raymond promete y la pareja conoce la felicidad: riqueza, fuerza y salud, numerosos y hermosos hijos. Pero el imprudente Raymond arranca un día la cortina tras la cual su mujer se baña en su habitación. La bella esposa se transforma en serpiente y desaparece para siempre en el agua del baño. Sólo las nodrizas la oyen por la noche cuando, invisible, vuelve a ver a sus niños.



[...] Raimondin, hijo del conde de Forez, [...] en la Fontaine (Fontaine de Soif Fontaine Fée, Fuente de Sed o Fuente Hada) encuentra a tres mujeres muy hermosas, una de ellas Melusina, que le reconforta y promete hacer de él un señor muy poderoso si se casa con ella, cosa que él acepta. Ella le hace jurar que no tratrá nunca de verla los sábados.
La prosperidad colma a la pareja. Melusina es el artesano muy activo de la misma, roturando y construyendo villas [...] También tienen muchos hijos, diez [...]
Sin embargo, durante una estancia en la Rochelle, Raimondin recibe la visita de su hermano, el conde de Forez, que le refiere los rumores que corren sobre Melusina. El sábado ella se retira, bien porque pase ese día con su amante, bien porque es un hada y cumple ese día penitencia. Raimondin (arrebatado de ira y de celos), hace un agujero en la puerta de la bodega en donde se baña Melusina y la ve bajo forma de sirena. Pero no se lo dice a nadie y Melusina finge no saber nada [...]
Raimondin se enfurece con unos de sus hijos (por haber quemado un monasterio con sus monjes dentro) y Melusina trata de hacerle razonar. Pero en su cólera su esposo le dice: "Ah, falsísima serpiente, por Dios, tú y tus hermanas, no sois más que un fantasma y ninguno de los herederos que has llevado conseguirá su salvación". Melusina vuela por la ventana en forma de serpiente alada. Vuelve (pero solo la ven las nodrizas) por la noche para ocuparse de sus dos hijos más jóvenes, Remonnet y Thierry, señalándose por su lúgubre aullido, "los gritos del hada" [...]







"Parece Melusina el arquetipo de la intuición genial, en la que ésta tiene de advertidor, constructiva, maravillosa, pero también enfermizo y maligno" Juan-Eduardo Cirlot: DICCIONARIO DE SIMBOLOS, Barcelona, Ed. Labor, pag. 303.



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:: RELATO 1. OYE, MUJER ::


Una mujer de la parroquia de Cardo, en el concejo de Gozón, venía del molino con el follicu (saco para grano o harina) sobre la cabeza, y al llegar junto a una fuente puso la carga sobre una muria (pared, muro, normalmente construido sin mortero) y se sentó a descansar. Cuando se levantó para continuar su camino, vió que por el ojo de la fuente asomaba un rosario blanco y exclamó:





-¡Ave María Purísima! ¡Qué rosarín mas guapo sale del ojo de la fuente! voy a llevarlo para mi hija.



Y al momento de cogerlo salió una Xana y le dijo:



-Oye mujer: si me quitas el rosario, ¿cómo me arreglo para rezar?



Y la mujer dejo allí la prenda y marchó avergonzada...



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:: RELATO 2. LA XANA DAÑA ::



Se ve pues, que la xana es peligrosa en gran número de casos, y que su vecindad no es deseable. Para serlo mucho menos, tiene a veces la xana la costumbre de exponer en una mesa gran número patenas, de cálices, de copones... y si no, de prendedores, de sortijas, de cintillos...



Y pasa algún infeliz, ve un cáliz que le gusta y le echa la mano... Esto hizo en la mañana de San Juan un mozo de Retuertas, en Somiedo. Le echó mano y huyó como una liebre. Una xana fue tras él con ánimo de matarle, y estaba para logralo cuando dijo el ladrón con agonía:





-¡Ay, San Juan, que es para ti!...



Y el decirlo le salvó, porque lo oyó la xana y dio la vuelta...



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:: RELATO 3. DAME MI CRÍO ::


Una mujer de Vidiago, concejo de Llanes, estaba sallando (limpiar las malas hierbas) maíz junto a la cueva de Santa Marina.
Y a la orilla de la finca donde sallaba, tenía un niño acostado en una macona (cesto grande) a la sombra de un cerezo.
Cuando anocheció, la mujer cogió la macona con el niño, la puso encima de la cabeza y se dirigió a su casa. Pero antes de llegar a ella se dió cuenta de que le habian cambiado el hijo. Entonces fue a la cueva de Santa Marina y dijo:





-¡Injana mora!, dame mi crío y toma el tuyo...



La "Injana" contestó:



-Traelo acá, mala mujer:
No te lo dí para que me lo criaras,
te lo dí para que me lo bautizaras...

NOTA: Injana; es el nombre que se da (junto con inxanas, xanes, xinxanes, anajanas e ijianas) en el oriente asturiano y en las fronteras colindantes de Cantábria.





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:: RELATO 4. TOMA TU CRÍA Y DAME LA MÍA ::


Una mujer de Vidiago fue a segar junto a la Cuevona de Santa Marina y dejó a su crio en un cesto mientras ella segaba; y cuando estaba de espaldas, salió la injana de la cueva, cogió a la cría de la mujer y en su lugar puso a la suya, un injanín muy roín (malo, de poca calidad) y muy feo.
La mujer no se dio cuenta del cambio y volvió para su casa. Cuando estaba encendiendo la cocina en el llar, el injanín dijo:





-En cien años que nací, nunca tantos pucherinos a la lumbre vi.


Y entonces la mujer se dio cuenta de que era el injano, volvio a la Cueva de Santa Marina y la llamó:





-¡Injana mora!, sal que te llama tu señora.



Cuando salio la injana, le dijo la mujer humana:



-Toma tu cría y dame la mía.



Entonces la injana cogió a su crío y se fue para adentro dando gritos:



-¡Yo te la di para que me la bautizaras,
no para que me la criaras!...

NOTA: Este cuento parecido al anterior, es una versión en la que el xanín se delata, al comentar su asombro, siendo un recién nacido.



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:: RELATO 5. ¡QUE SE LO DE, LA MADRE QUE LO PARIÓ! ::



En Bierces, Riera de Colunga, el único Bierces que existe pertenece al concejo de Piloña, no a Colunga, una Xana cambió su hijo por el de una salladora, la cual lo tenia durmiendo en un sardu [cesto plano, también es una artesa, tejida de varas, donde se ponen a curar las castañas cerca del llar] bajo un castaño.



Como la mujer no daba de mamar al xanín, dijo la Xana a lo lejos:





-¡Mujer, cuida ese niño!



Y la mujer sallaba y cantaba sin hacer caso de la Xana ni del xanín.



-Mujer, da de mamar a ese niño -repetía la Xana.
-Que se lo dé la madre que lo parió -constestó la salladora.



Existe otra variante de este relato, recogida en el Monte Alea (lugar de la parroquia de Collia, concejo de Parres; si bien, existe en el concejo de Ribadesella un lugar con el nombre de Alea) en el que el dialogo de la Xana y la mujer queda como sigue:


-Acallanta el niño, mujer.
-Que lo acallante a quien le duela -contestó la salladora.



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:: RELATO 6. TOMA TU MOCOSÍN ::



Una vecina de La Canga, concejo de Colunga; no existe tal nombre en el concejo de Colunga, el único lugar que existe con tal nombre es en Langreo; parroquia perteneciente a la parroquia de Ciaño, mientras iba a trabajar al campo, dejaba a un hijo suyo acostado en el trubiecu [cuna que, generalmente puede mecerse].



Un día, cuando regresó del campo, encontró en el sitio de su hijo un niño muy peluso. Y la mujer dijo para si:





-Alguna Xana llevó a mi niño y dejo al suyo porque ella no trae leche y quiere qye yo le dé de mamar; pero aunque llore de hambre tres meses seguidos mo teta no la chupa. ¡No, por Dios!


Al poco tiempo, el niño empezó a llorar fuertemente. Y cuando la xana le oyó dijo a la mujer:





-Amamanta y acuna a ese niño, bien se conoce que tuyo no es.



Y viendo que la mujer no le hacía caso, se acercó a ella diciendo:



-Toma a tu mocosín y dame a mi pelusín.



Existe también otra variante recogida en Tanda (aldea de la parroquia de Taranes, en Ponga) donde la historia acaba de un modo un poco más fuerte:


-Toma a tu sarnoso y dame a mi hermoso.



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:: RELATO 7. ANDA XANÍN QUE TE LLAMA LA XANA ::


Una mujer de la casa de la Matiega, aldea del condejo de Grado, encontró en la fuente de la Figal un xanín tiritando de frío. Lo llevó con ella a su casa y después de envolverle en un paño de color, y usado, lo sento a la vera del llar para que se calentara.
La mujer se puso a hacer papas, y cuando las estaba revolviendo, oyó que decían desde la puerta de la casa:





-Anda xanín, que te llama la Xana.
Y tú, mujer, poco amiga del agua, si en vez de envolver a mi xanín en un paño de color y usado,
lo envuelves en un paño blanco y bien limpio, te hubieras hecho rica.



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:: RELATO 8. ¡AH, LADRÓN! ::


En una cueva de la Llera, casería del concejo de Villaviciosa, viven las Xanas más guapas de Asturias y las más peludas.
Cuando hace sol, tienden sobre las peñas abalorios de oro, los cuales se ven relucir desde muy lejos. Un día pasó por allí un hombre a caballo, cogió un abalorio y salió galopando. La Xana que los cuidaba corrió tras él y como no podía alcanzarle, se subió encima de una peña y comenzó a decir a grandes voces:





-¡Ah, ladrón! Nos robas una fortuna. Ya llevas oro para tí, para tus hijos y para tus nietos. ¡Ladrón!


La humana afición de robarles a las xanas, se repite constantemente, si bien, todo hay que decirlo, ellas contribuyen bastante a ello, con esa especie de desgana y descuido con que van dejando tesoros por ahí.





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:: RELATO 9. DEDO DE LA XANA ::


Una vez, estaba una mujer, en la parroquia de Sales, concejo de Colunga, dejando pacer las vacas en el prado Feltrón y de pronto, vio delante de sí un gran tendedero con abalorios de plata.





-¡Virgen de Loreto! ¡qué abalorios más relucientes!
-Exclamó la mujer, y al mismo tiempo cogió uno y marchó con él para su casa.


Cerca del tendedero estaba una Xana, cogiendo "ganciu" y al ver que la mujer se llevaba un abalorio, corrió tras ella y la alcanzó al llegar a una raya de la cual no podía pasar la Xana. Cogió a la mujer por un brazo y le preguntó:





-¿Porqué me quitas esa prenda?


Y sin fijarse, pisó la raya con el dedo gordo. El cual se separó del pie y se convirtió en oro.
La Xana, llorando a lágrima viva, cogió el dedo del suelo y dijo a la mujer:





-Por causa tuya acabo de quedar coja, pero te perdono. ¿Tienes muchos hijos?
-Bastantes, gracias a Dios.
-¡Pues toma! Te regalo mi dedín de oro para que con él compres una vaca de leche que te ayude a criar a tus hijos.


Como se ve, la magnanimidad de las Xanas es increíble. En otras historias, como la de la costurera que ayuda en el parto a una xana, de la cueva de Cogolla, en el monte Naranco, la xana agradece a la costurera la ayuda, dándole a elegir entre todas las alhajas que tiene, lo cual es bastante normal y puede considerar en justa correspondencia. La costurera se llevó unas tijeras de oro, lo cual también es muy propio. Por otra parte, esta historia sugiere que las xanas se mueven dentro de un espacio determinado, que se puede considerar "sacral", similar al que forman los campesinos cuando ven pasar la Güestia, cuando dibujan un círculo alrededor suyo para que no se puedan acercar las ánimas.





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:: RELATO 10. EL VIUDO Y LA XANA ::



Un viudo, vecino de Carrandena, parroquia de Libardón, Colunga, tenía dos hijos de corta edad. Y mientras él iba a trabajar la tierra, una persona desconocida le lavaba y peinaba los niños, cardaba lino y poní la casa en orden.




El viudo, por más que indagaba, no podía averiguar quien hacía aquellos milagros. Y para averiguarlo, dejó de ir un día al trabajo y se escondió en casa detrás del escaño (banco de madera, situado en el llar, con una mesa adosada de quita y pon).



Al poco tiempo de estar en su escondite vio entrar por la puerta una Xana con el utensilio de cardar bajo el brazo.
Se presentó a ella, le dio las gracias por todo cuanto había hecho en favor de sus hijos y le propuso que se quedase a vivir con él.
A esto contestó la Xana:





-Me quedaré a vivir aquí. Pero con la condición de que no me digas nada de lo que oigas cuando pases por delante de la cueva del Moro.



El viudo aceptó la condición muy contento. La Xana comenzó a cuidar amorosamente a los niños: se pusieron blancos y encarnados como las rosas del huerto. El viudo subía todas las mañanas al puerto Sueve a ordeñar las vacas y nunca bajaba sin un cestín de fruta para los niños y un ramo de flores silvestres para la Xana.
Ésta con mucho cariño, curaba con hojas de llantén una llaga que tenía el viudo en una de sus piernas.




Y a pesar de este cariño y de la alegría que esparcía la Xana por toda la casa, el viudo comenzó a ponerse muy triste. Lo cual fue notado por ella, y por más preguntas que le hacía, el viudo no quería decirle el motivo de la tristeza.



Pero un día que la Xana estaba cardando lino le rogó llorando que le explicara por qué estaba tan triste.
Él se resistió mucho pero al fin dijo:





-Cuando paso por delante de la puerta de la cueva del Moro, aunque tape los oídos oigo una voz que dice:

-¡Ah, Xana hermana!
¡Ven a ver a tu madre
que está muy mala!


La Xana al oír esto, tiró el utensilio de cardar contra las piernas del viudo y salió de la casa diciendo:





-Por no haberte resistido cuatro dias más en satisfacer mi curiosidad, perdiste de ser rico y a mí me desencantabas para siempre.


Los niños sintieron mucho la marcha de la Xana. Y al viudo, cuando pasaba por delante de la cueva del Moro, le decía una voz:





-¿Sigues con la pierna mala?
Pon llantén y quita llantén
y verás como te sana.


La psicología de la Xana resulta, en esta historia, de lo más desconcertante. Primero cuida de los niños y pone en orden la casa sin que nadie se lo pida. Luego, ya con consentimiento. En todo momento, se comprueba que la magnanimidad y bondad de la que hablábamos antes. Después, al ver triste al viudo, no para de inquirirle por las razones de tal tristeza, se sobreentiende que muy preocupada (hasta el punto de llorar por ello); sabiendo ella que sólo quedaban cuatro días para que acabara el desencantamiento, tiene poca lógica la insistencia en que el viudo dijera lo que se resistía a decir. Pero en ningún lado está escrito que las Xanas deban ser lógicas. El hecho de que, ya devuelta en su cueva, se preocupase todavía por la herida de la pierna del viudo sólo puede entenderse como una muestra de infinita bondad de esta Xana, o bien como una burla irónica hacia el viudo.





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:: RELATO 11. EL PASTOR Y LA XANA ::


Cerca de una majada de Ponga (el concejo más celtizado de Asturias), hay una cueva que estuvo habitada por un grupo de Xanas.
Salían por la noche a lavar la colada a la fuente y la tendían a los rayos de la Luna. Y al amanecer, se ponían a hilar y devanar en un campo pequeño que hay delante de la cueva.
Pasaba por allí todos los días un pastor ¡guapo mozo! Cantaba mejor que cantaban los tordos por las mañanas en el robledal.
Poco a poco, logró hacerse amigo de las Xanas y mientras pastaba su rebaño iba a divertirse con ellas jugando al escondite por entre los peñascos y bailando la giraldilla (baile popular asturiano) en los camperos.
Y sucedió que el pastor se enamoró de la Xana más guapa, y le declaró su amor. La Xana le contestó:





-Si quieres llevarme contigo ha de ser con el consentimiento de tu madre. Después, para poder sacarme de aquí, tienes que hacer lo siguiente: cuando mis compañeras yy yo nos acerquemos a la cueva para entrar en ella, me coges por el refaxu (refajo, falda corta de mucho vuelo que se pone encima de las enaguas), tiras sobre mí un puñado de tierra de la iglesia y seré tuya.


Lo hizo así el pastor y la llevó consigo... Un día en que la Xana estaba cardando, llegó el pastor del monte y le dijo que al pasar por delante de la cueva había oído decir:





-¡Ah, Xana hermana! ¡Te fuiste y nos dejaste solas!



La Xana tiró el utensilio de cardar y desapareció de la casa para siempre.



En esta historia vuelve a hacerse desconcertante la Xana: en ningún momento le pone condición al pastor sobre su futuro, sino que se limita a decirle el medio para desencantarla. Sin embargo, el resultado es igual que en la historia anterior: la Xana se enfada, le tira el utensilio de cardar a las piernas y desaparece. Por otra parte, nótese la decencia de la Xana, al pedir el consentimiento de la madre del pastor, y su supersticiosa religiosidad, al pedir que le eche encima tierra de la iglesia.





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:: RELATO 12. LA XANA SE TRANSFORMA ::


Llamaron unos vecinos a la puerta de casa de Pachón para darle esta noticia:





-¡La becerra, Pachón, anda suelta por el Cuetu (cerro poco elevado, altozano)!


Pachón se levantó para buscarla. Era la madrugada de la noche de San Juan, y aún descansaba el lugar en el recogimiento y la quietud. Cuando Pachón llegó al Cuetu, oyó ruido, miró al agua, y vió una Xana lindísima que se estaba peinando debajo de un árbol. Se acercó Pachón, lo notó ella, le sonrió con blandura y le dijo de esta suerte:





-Toma este pan, tenlo un año, vuélvemelo sin tocar y todas mis riquedas tuyas serán...


El pan, un panecillo de tres picos, Pachón lo llevó a su casa, lo escondió de su mujer y aguardó tranquilamente la llegada del próximo San Juan... Mas ay, que sucedió que su mujer descubrió el panecillo, y empezó a darle vueltas en las manos:





-Pero, señor -se decía- ¿a qué diablo sabrá este panecillo que tiene mi marido tan oculto?


Y se comió un poco para salir de dudas... ¡Qué dolor el de la Xana cuando vio el panecillo sin él!





-No cumpliste tu palabra -le refirió a Pachón llena de enojo-. ¡Mas voy a cambiarme en cuélebre, y si me dejas acercar mi lengua a la punta de tu lengua, aún podré liberarme del encanto!...


La Xana se cambió por cuélebre, más Pachón tuvo miedo y escapó. torno la Xana a su forma, volvió la Xana a reñir, dio Pachón nuevamente sus escusas, y ella sacó un espejo, mostró un peine, y le dijo a él de este modo:





-Coge de estas dos cosas la que quieras...


Y Pachón prefirió el peine... ¡De haber cogido el espejo, aún se hubiera la Xana libertado del encantamiento en el que vivía!... Ella miró a Pachón, y le habló así:





-Eres cobarde, desdichado y frívolo. ¡Ni a tí ni a tus descendientes os faltarán sarnazos que rascar ni ovejas que trasquilar!...


Y aún hoy los descendientes de Pachón trasquilan las ovejas y se rascan...





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:: RELATO 13. LA XANA DEL CASTILLO DEL AGUILAR ::


En la cueva deL monte Castillo que está junto a la playa de Aguilar en Muros de Pravia, vive una Xana encantada. La encantaron sus padres porque cometió una falta muy grave.
Y no podía salir de su encantamiento mientras no se presentase un hombre valiente que la bajara en sus brazos, desde la cueva a la playa, sin detenerse en el camino y sin dejarla caer al suelo.
El hombre que hubiera hecho esto se haría dueño de muchas riquezas, porque la Xana le regalaría el tesoro que guarda en la cueva envuelto en un pellejo de buey pinto. Dice una copla:





En el Castillo de Aguilar
donde trigo se machacaba
hay un pellejo de buey pinto
lleno de plata labrada.


La Xana jugaba en la playa a los bolos con bolera de oro. Devanaba ovillos con un hilo que salía por el ojo de la fuente que está cerca de la cueva y tendía su pequeña colada en la falda del monte.
Una mañana, fue una mujer de Muros a segar hierba al prado del Castillo y sorprendió a la Xana cosiendo. En cuanto ésta vió a la mujer se metió corriendo en la cueva y dejó las tijeras olvidadas en el sitio donde cosía.
Después que marchó la mujer, la Xana salió a recogerlas y como no estaban donde las había dejado comenzó a cantar:





-Quien mis tijerinas de oro llevó,
cocido y asado le vea yo.


Las tijeras las había llevado la mujer y por esta mala acción, le murió algun ganado y cayeron calamidades sobre su familia. La Xana esperaba un año, otro y otro, y no llegaba un hombre que se atreviera a desencantarla.
Un día que estaba guarneciendo el dengue (parte del traje regional, a modo de esclavina de paño negro con adornos de terciopelo, ques e cruza sobre el pecho y se abotona por la parte de atrás) pasó por allí un caballero el cual le preguntó que quién era y por qué estaba allí.
La Xana le contó su historia y le dijo lo que había que hacer para poder desencantarla.
El caballero se ofreció a sacarla de aquella situación, la cogió en sus brazos y echó a andar con ella en dirección a la playa. Y según se iba alejando de la cueva, la Xana iba desencantándose, y a medida que se desencantaba, crecía y aumentaba de peso.
El caballero corría, corría viendo el milagro del desencantamiento, pero cuando iba llegando a la playa, se oscureció el cielo, alborotándose las olas, y estalló una tempestad muy grande.
Con los relampagos, los truenos y el peso de la Xana, que cada vez era mayor, el caballero se asustó y la dejó caer al suelo. Y como ella le había dicho que si la dejaba caer quedaba encantada para siempre, se volvió llorando para su cueva.
Y desde entonces acá, los vecinos de Muros de Pravia no han vuelto a ver jugar a los bolos en la playa a la Xana del Castillo del Aguilar.





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