jueves, 4 de agosto de 2011

[ESP] LAS XANAS

...
Las xanas son ninfas o hadas benéficas, vinculadas generalmente a cuevas, fuentes y cauces de los rios. Tienen un aspecto totalmente humano, si bien son pequeñas de estatura, suelen poseer una largísima cabellera, y son de extraordinaria belleza. Hay gente que cuentan , por el contrario en el oriente asturiano, historias en las que las "inxanas", "eran mujeres chiquitinas, muy chiquitinas, morenas, muy morenas". En las historias recogidas, se asimilan las "inxanas" a las mujeres de los moros: "Las inxanas eran las mujeres de los moros que dejaron éstos cuando se fueron y que estaban metidas por las cuevas, en Vega y Jonfría". En otras versiones se las presenta como rubias. En todo caso, suelen ser pequeñitas y de extraordinaria belleza.

Al contrario de los que podía pensar, y curiosamente, suelen vestir el traje tradicional asturiano, y no las resplandecientes túnicas blancas, cortas o largas, que podrían caracterizar a la Diana Cazadora de la mitología Romana, a las náyades o ninfas Griegas, o incluso a la Dama del Lago de la mitología de origen Celta.

En este punto, disienten algunas personas de tradición arraigada: "Las xanas visten túnicas blancas o bien plateadas, o puede que de blanco...". Otros dicen que "...visten traje tradicional". Esta última postura, viene defendida por la leyenda del pastor y la xana, que mencionaremos más adelante, en la que, la xana ordena al pastor enamorado que la coja del "refaxu", en el momento en que vuelva a entrar en la cueva que las acoge.

Otros al contrario de lo esperado, consideran que son cristianas, y aluden a la leyenda de "Oye mujer", en la que la mujer ve salir un rosario blanco del caño de la fuente y lo quiere llevar, oponiendose a esto la xana que le obliga a devolverlo: "Oye mujer: si me quitas el rosario, ¿cómo me arreglo para rezar?". También en muchos relatos se alude a que "tiene a veces la xana la costumbre de poner en una mesa gran número de patenas, cálices, copones...". Así que podemos dejar por sentado que eran cristianas, o las hicieron cristianas en algún momento de la historia, sin perjuicio de que, en el oriente, se las crea moras.

Suelen habitar en las cuevas y fuentes: en las profundidades de las primeras, guardan ellas sus tesoros; por los caños de las fuentes salen ellas al exterior o hacen que salgan ovillos de hilo para poderlos devanar, actividad ésta que les gusta en demasía y que suele ser común a casi todas las historias. A las puertas de las cuevas, hilan y colocan ellas sus tenderetes con peines, cadejos y tijeras de oro y plata, no se sabe si con el afán de venderlos (no se conocen xanas comerciantes), por mera ostentación de los tesoros que guardan, o con el fin de llamar la atención de la gente que pase por ahí, a ver si las desencanan; a la vera de los ríos lavan y peinan sus cabellos, lo cual también hacen, a veces en las fuentes, lugar donde también lavaban la colada:





¡Ay que una xana hechicera
lavando está en fuente noble,
lavando cadejos de oro
vestida de mil primores!





Se han citado más de cincuenta "domicilios", entre cuevas, fuentes, prados, montes, ríos, pedreros, foces, peñones y cuetos, en toda Asturias, delimitados en un área geográfica que ocupa el centro y oriente de Asturias, llegando por el lado occidental hasta los concejos de Cudillero, Salas, Belmonte y Somiedo. Curiosamente, más al occidente desaparece todo rastro de las xanas. Ello puede deberse a que el origen del mito se introdujera por el oriente, pero deja en entredicho su posible origen celta. Parece estar asumido que bajo el nombre de "xana", hoy día, no se hace referencia a un único mito de origen celta o romano.




Se piensa más bien que pueda ser "una deformación lejana de un antiguo mito celta, un impreciso recuerdo de una antigua divinidad femenina que era conocida en Asturias en la época en la que existía la práctica social del matrilinealismo". Las sucesivas oleadas romanas, cristianas y la producida por la revolución industrial, han transformado los contenidos del mito, quedando éste totalmente desdibujado y pletórico de nuevos contenidos. No creo que se pueda explicar de otra manera la multitud de caracteres que se le asignan y lo contradictorio de algunos. Como veremos más adelante, en el episodio de la transformación de la xana en cuélebre, también la literatura medieval añade, entre otros países, elementos a estos mitos populares transmitidos por tradición oral.




Jacques LeGoff recoge una serie de textos medievales en que se trata el tema de Melusina, de evidente comparación con las xanas. Asi se revela la naturaleza de Melusina a través de su función en la leyenda. Melusina aporta prosperidad. Ya se relacione concreta o históricamente (y sin duda no lo sabremos jamás) con una diosa de fecundidad céltica y autóctona, con el espíritu fertilizador, con una heroína cultural de origen hindú (o más verosímilmente y más ampliamente indo-europea), ya sea de origen chtoniano (infernal, subterraneo), acuático o uraniano (es alternativamente y al mismo tiempo serpiente, sirena y dragón y quizá sea cierto que en este nivel, la Fuente de Jean de Arras tenga un sabor céltico bastante neto, mientras que Gautier Map el mar y en Gaervais de Tilbuty un río -y en los dos un baño- son una simple referencia a la natualeza acuática del hada), en todos estos casos aparece como el avatar medieval de una diosa-madre, como un hada de la fecundidad.




Fácil resulta ver que el tema de Melusina es, de alguna manera, el tema de la xana. La multitud de elementos comunes (bosques, fuentes, prosperidad, amor por los hijos, condiciones, ruptura del trato, conversión en serpiente alada o dragón, final desgraciado para el hada...) hace imposible no ver algún tipo de relación entre estos textos medievales franceses y nuestras xanas. El hecho de que sean textos literarios explicaría en buena medida los hechos añadidos, dada la tradición oral de la que dicen provenir todos los textos. Por otra parte, está establecido el parentesco de las xanas con las hadas escocesas, irlandesas, bretonas, sicilianas y sardas, con las "jans" del Algarve portugués, con las "donas d'aigua" catalanas, con las "anjanas" cántabras y con las "lamiñak" vascas.




Las "nixies", espíritus acuáticos que habitan en los manantiales y ríos de Alemania, tienen algo muy propio de las xanas: "las nixies suelen sentarse al sol, en las orillas de sus ríos, admirando su reflejo en el agua mientras se peinan". Pero sigamos con las xanas.




Por norma general, las xanas suelen ser personajes benéficos: regalan ovillos de hilo que no se acaban nunca, pagan con alhajas los favores que les hacen y vuelven ricos a los que las desencantan. En un extremo que podríamos calificar casi de morboso, alguna xana llega a regalar el dedo gordo del pie, convertido en oro, a una mujer que, le había robado un abalorio de plata que había dejado tendido mientras recogía "ganciu" (zarzaparrilla, arbusto de propiedades depurativas y sudoríficas, no la bebida de Lucky Luke). En otro caso, la xana se dedica a cuidar y lavar niños, poner en orden la casa y cardar el lino, mientras el pobre viudo, señor de la casa, y en permanente estado de inquietud pues no sabía quien se lo hacía, se trabajaba la tierra. También se enamoran de los pastores jóvenes aunque con escasa fortuna.




Como se verá en las historias, las xanas suelen ser muy buenas; eso sí, todas ellas imponen algún tipo de condición para poder seguir mereciendo sus indudables dones benéficos; la torpeza, la desidia, la avaricia, la rapacidad y, en algún caso, hasta el llambionismo (apetito incontenible por golosinas o cualquier cosa) de los humanos astures, suelen hacer fracasar, en muchos casos, el permanente goce de tales dones.




Con ser tan benéficas, hay algunos rasgos que las pueden hacer inquietantes. Otros por el contrario no dudan en afirmar que "la xana daña" y que "la xana roba niños". Así dicho puede parecer ya no sólo inquietante sino hasta pérfido; las historias que cuenta, sin embargo, no resultan tan horrorosas: en la primera -la que mencionamos antes de Retuertas-, durante la mañana de San Juan, un mozo le roba uno de los cálices y sale corriendo; viéndose perseguido amenazadoramente por la xana, se da la vuelta, se excusa y se lo devuelve. En el segundo de los casos, el más generalizado entre los mitos de las xanas, es cierto que las xanas se dedican a robar niños, pero es que los cambian por los xaninos, a los cuales no puede alimentar, por carecer como las brujas, de pechos. En todo caso, la mayoría de las historias acaban en la restitución del xanín a la xana y del niño a su madre, muchas veces acompañado de amargas quejas del xana por el trato que ha recibido su xanín.




En algún caso, se llega a afirmar, incluso, que el motivo del robo no es la crianza del xanín, sino su bautizo, lo cual corrobora el carácter cristiano de la xana. Las historias, además, resultan ingenuas a más no poder: las madres suelen darse cuenta del cambio o bien por que se percatan de lo velludo que es el nuevo vástago (los xaninos suelen serlos) o cuando éste se le escaba una frase de admiración de la cantidad de pucheros que ve en el fuego (síndrome del hambre que debería estar pasando). Como se puede ver, no es tan terrible el comportamiento de la xana. Al contrario, los instintos maternales de la xana superan, muchas veces, los de las madres humanas.




Esta afición a robar niños, o a intercambiarlos por los propios xaninos, debe tener una larga tradición entre los pueblos nórdicos (y hasta meridionales) europeos. Aparece, por ejemplo, en las historias de los Uldra, la pequeña gente de Laponia, unos seres pequeños que viven bajo tierra y que salen de vez en cuando, especialmente en invierno, para alimentar a los osos y a los animales hibernadores. Se dice que uno de los castigos que pueden lanzar sobre los hombres (porque tienen montado el campamento encima de ellos, por ejemplo) es el de robarles los niños o intercambiarlos. Las semejanzas son escalofriantes:




Los niños uldra tienen dientes largos y afilados y la cara cubierta de PELO negro. Existen diversas opiniones acerca de si es posible persuadir a una madre uldra de que recoja a su hijo y DEVUELVA al niño humano. Algunos lapones creen que la mejor técnica es golpear al niño con una rama ardiendo, hasta que los GRITOS se hacen tan fuertes que la madre uldra ACUDE a RESCATAR a su hijo.
Otros creen que es mejor TRATAR al niño muy bien, para que la madre agradecida devuelva el niño humano a su cuna.




Como se verá en las historias que vamos a recoger, las diferencias entre los uldra y las xanas robadoras de niños son solo de matíz: el niño uldra peloso (aunque solo de cara), la madre uldra no soporta que lo trate mal (aquí lo dejan sin comer, o llorando permanentemente para que la xana se apene y devuelva al humano); en Asturias también se trata bien a veces, a los xaninos, pero las xanas son muy exigentes cuando se trata de éstos: véase, más adelante, la mujer de la casa de la Matiega que encuentra en una fuente un xanin tiritando de frío y se lo lleva a su casa, donde lo envuelve en un paño y lo pone a calentar en el llar; cuando la xana vuelve a recogerlo, de lo que se queja y por lo que no hace rica a la mujer, es porque ¡lo ha envuelto en un paño de color y usado, y no en uno blanco nuevo!




En Europa la mayoría de las historias de hadas incluyen esta característica de roba niños recién nacidos, sin que se sepa dar cuenta del porqué: "podría ser que las hadas fueran incapaces de resistir la belleza del recién nacido y lo quieran para ellas. Otra teoría es que necesitan a los humanos, a los que mantienen bajo perpetuo encantamiento, para las labores pesadas, como moler el grano y hacer pan. Otra es que tienen que entregar rehenes al diablo para que éste no interfiera en sus asuntos".




Es más, se cuenta que hay un clan específico de hadas galesas especialmente desagradables (son feas y deformes), los Bendith-Y-Mamau, que roban niños de todas las edades (no como las otras hadas que solo roban niños recién nacidos), posiblemente por envidia de su belleza. Estas hadas feas también reemplazan los niños humanos por los suyos que, como ellos son feos y deformes. Mediante el pago de los encantamientos necesarios y la intervención de una bruja, se puede recuperar al niño robado, el cual no recordará nada de su experiencia, a no ser unos leves recuerdos de música melodiosa.



Resulta extraño que siendo tan generalizadas las variantes del cuento de la xana que cambia su xanín por un niño, no se encuentre correspondencia con el inevitable "xano" o "xanu" (excepto en algunos lugares como Somiedo, en los que hasta tiene nombre: Juan Canas, y alguna poesía en dialecto asturiano del siglo XVII, recogida por J. Caveda).





::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::



:: LA FIGURA DE MELUSINA ::



Cierto dÍa, a mediodía, en un bosque próximo a las costas de Normandía, Henno el de los grandes dientes encuentra una joven bellísima y vestida de ropas reales, llorando. Ella le confía que ha logrado escapar del naufragio de un navío que le conducía hacia el rey de Francia con quien debía casarse. Henno se enamora de la bella desconocida, se casa con ella y le da una progenitura bellísima. Pero la madre de Henno observa que la joven, que finje ser piadosa, evita el principio y el final de las misas, que falta a la aspersión de agua bendita y a la comunión. Intrigada, horada un agujero en el muro de la habitación de su nuera y la sorprende bañándose en forma de dragón, recuperando luego su forma humana tras haber cortado en trocitos su capa nueva con los dientes.
Puesto al corriente por su madre, Henno con la ayuda de un sacerdote, rocía de agua bendita a su mujer que, acompañado de su sirvienta, salta atravesando el techo y desaparecen el los aires lanzando un gran aullido.




No lejos de Aix-en-Provence, el señor del castillo de Rousset, en el valle de Trets, encuentra cerca del río Arc a una hermosa dama magnificamente ataviada que le interpela por sus apellidos y consiente finalmente en casarse con él a condición de que nunca intente verla desnuda, en cuyo caso él perdería toda la prosperidad material que ella ha de aportarle. Raymond promete y la pareja conoce la felicidad: riqueza, fuerza y salud, numerosos y hermosos hijos. Pero el imprudente Raymond arranca un día la cortina tras la cual su mujer se baña en su habitación. La bella esposa se transforma en serpiente y desaparece para siempre en el agua del baño. Sólo las nodrizas la oyen por la noche cuando, invisible, vuelve a ver a sus niños.



[...] Raimondin, hijo del conde de Forez, [...] en la Fontaine (Fontaine de Soif Fontaine Fée, Fuente de Sed o Fuente Hada) encuentra a tres mujeres muy hermosas, una de ellas Melusina, que le reconforta y promete hacer de él un señor muy poderoso si se casa con ella, cosa que él acepta. Ella le hace jurar que no tratrá nunca de verla los sábados.
La prosperidad colma a la pareja. Melusina es el artesano muy activo de la misma, roturando y construyendo villas [...] También tienen muchos hijos, diez [...]
Sin embargo, durante una estancia en la Rochelle, Raimondin recibe la visita de su hermano, el conde de Forez, que le refiere los rumores que corren sobre Melusina. El sábado ella se retira, bien porque pase ese día con su amante, bien porque es un hada y cumple ese día penitencia. Raimondin (arrebatado de ira y de celos), hace un agujero en la puerta de la bodega en donde se baña Melusina y la ve bajo forma de sirena. Pero no se lo dice a nadie y Melusina finge no saber nada [...]
Raimondin se enfurece con unos de sus hijos (por haber quemado un monasterio con sus monjes dentro) y Melusina trata de hacerle razonar. Pero en su cólera su esposo le dice: "Ah, falsísima serpiente, por Dios, tú y tus hermanas, no sois más que un fantasma y ninguno de los herederos que has llevado conseguirá su salvación". Melusina vuela por la ventana en forma de serpiente alada. Vuelve (pero solo la ven las nodrizas) por la noche para ocuparse de sus dos hijos más jóvenes, Remonnet y Thierry, señalándose por su lúgubre aullido, "los gritos del hada" [...]







"Parece Melusina el arquetipo de la intuición genial, en la que ésta tiene de advertidor, constructiva, maravillosa, pero también enfermizo y maligno" Juan-Eduardo Cirlot: DICCIONARIO DE SIMBOLOS, Barcelona, Ed. Labor, pag. 303.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 1. OYE, MUJER ::


Una mujer de la parroquia de Cardo, en el concejo de Gozón, venía del molino con el follicu (saco para grano o harina) sobre la cabeza, y al llegar junto a una fuente puso la carga sobre una muria (pared, muro, normalmente construido sin mortero) y se sentó a descansar. Cuando se levantó para continuar su camino, vió que por el ojo de la fuente asomaba un rosario blanco y exclamó:





-¡Ave María Purísima! ¡Qué rosarín mas guapo sale del ojo de la fuente! voy a llevarlo para mi hija.



Y al momento de cogerlo salió una Xana y le dijo:



-Oye mujer: si me quitas el rosario, ¿cómo me arreglo para rezar?



Y la mujer dejo allí la prenda y marchó avergonzada...



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 2. LA XANA DAÑA ::



Se ve pues, que la xana es peligrosa en gran número de casos, y que su vecindad no es deseable. Para serlo mucho menos, tiene a veces la xana la costumbre de exponer en una mesa gran número patenas, de cálices, de copones... y si no, de prendedores, de sortijas, de cintillos...



Y pasa algún infeliz, ve un cáliz que le gusta y le echa la mano... Esto hizo en la mañana de San Juan un mozo de Retuertas, en Somiedo. Le echó mano y huyó como una liebre. Una xana fue tras él con ánimo de matarle, y estaba para logralo cuando dijo el ladrón con agonía:





-¡Ay, San Juan, que es para ti!...



Y el decirlo le salvó, porque lo oyó la xana y dio la vuelta...



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 3. DAME MI CRÍO ::


Una mujer de Vidiago, concejo de Llanes, estaba sallando (limpiar las malas hierbas) maíz junto a la cueva de Santa Marina.
Y a la orilla de la finca donde sallaba, tenía un niño acostado en una macona (cesto grande) a la sombra de un cerezo.
Cuando anocheció, la mujer cogió la macona con el niño, la puso encima de la cabeza y se dirigió a su casa. Pero antes de llegar a ella se dió cuenta de que le habian cambiado el hijo. Entonces fue a la cueva de Santa Marina y dijo:





-¡Injana mora!, dame mi crío y toma el tuyo...



La "Injana" contestó:



-Traelo acá, mala mujer:
No te lo dí para que me lo criaras,
te lo dí para que me lo bautizaras...

NOTA: Injana; es el nombre que se da (junto con inxanas, xanes, xinxanes, anajanas e ijianas) en el oriente asturiano y en las fronteras colindantes de Cantábria.





::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 4. TOMA TU CRÍA Y DAME LA MÍA ::


Una mujer de Vidiago fue a segar junto a la Cuevona de Santa Marina y dejó a su crio en un cesto mientras ella segaba; y cuando estaba de espaldas, salió la injana de la cueva, cogió a la cría de la mujer y en su lugar puso a la suya, un injanín muy roín (malo, de poca calidad) y muy feo.
La mujer no se dio cuenta del cambio y volvió para su casa. Cuando estaba encendiendo la cocina en el llar, el injanín dijo:





-En cien años que nací, nunca tantos pucherinos a la lumbre vi.


Y entonces la mujer se dio cuenta de que era el injano, volvio a la Cueva de Santa Marina y la llamó:





-¡Injana mora!, sal que te llama tu señora.



Cuando salio la injana, le dijo la mujer humana:



-Toma tu cría y dame la mía.



Entonces la injana cogió a su crío y se fue para adentro dando gritos:



-¡Yo te la di para que me la bautizaras,
no para que me la criaras!...

NOTA: Este cuento parecido al anterior, es una versión en la que el xanín se delata, al comentar su asombro, siendo un recién nacido.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 5. ¡QUE SE LO DE, LA MADRE QUE LO PARIÓ! ::



En Bierces, Riera de Colunga, el único Bierces que existe pertenece al concejo de Piloña, no a Colunga, una Xana cambió su hijo por el de una salladora, la cual lo tenia durmiendo en un sardu [cesto plano, también es una artesa, tejida de varas, donde se ponen a curar las castañas cerca del llar] bajo un castaño.



Como la mujer no daba de mamar al xanín, dijo la Xana a lo lejos:





-¡Mujer, cuida ese niño!



Y la mujer sallaba y cantaba sin hacer caso de la Xana ni del xanín.



-Mujer, da de mamar a ese niño -repetía la Xana.
-Que se lo dé la madre que lo parió -constestó la salladora.



Existe otra variante de este relato, recogida en el Monte Alea (lugar de la parroquia de Collia, concejo de Parres; si bien, existe en el concejo de Ribadesella un lugar con el nombre de Alea) en el que el dialogo de la Xana y la mujer queda como sigue:


-Acallanta el niño, mujer.
-Que lo acallante a quien le duela -contestó la salladora.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 6. TOMA TU MOCOSÍN ::



Una vecina de La Canga, concejo de Colunga; no existe tal nombre en el concejo de Colunga, el único lugar que existe con tal nombre es en Langreo; parroquia perteneciente a la parroquia de Ciaño, mientras iba a trabajar al campo, dejaba a un hijo suyo acostado en el trubiecu [cuna que, generalmente puede mecerse].



Un día, cuando regresó del campo, encontró en el sitio de su hijo un niño muy peluso. Y la mujer dijo para si:





-Alguna Xana llevó a mi niño y dejo al suyo porque ella no trae leche y quiere qye yo le dé de mamar; pero aunque llore de hambre tres meses seguidos mo teta no la chupa. ¡No, por Dios!


Al poco tiempo, el niño empezó a llorar fuertemente. Y cuando la xana le oyó dijo a la mujer:





-Amamanta y acuna a ese niño, bien se conoce que tuyo no es.



Y viendo que la mujer no le hacía caso, se acercó a ella diciendo:



-Toma a tu mocosín y dame a mi pelusín.



Existe también otra variante recogida en Tanda (aldea de la parroquia de Taranes, en Ponga) donde la historia acaba de un modo un poco más fuerte:


-Toma a tu sarnoso y dame a mi hermoso.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 7. ANDA XANÍN QUE TE LLAMA LA XANA ::


Una mujer de la casa de la Matiega, aldea del condejo de Grado, encontró en la fuente de la Figal un xanín tiritando de frío. Lo llevó con ella a su casa y después de envolverle en un paño de color, y usado, lo sento a la vera del llar para que se calentara.
La mujer se puso a hacer papas, y cuando las estaba revolviendo, oyó que decían desde la puerta de la casa:





-Anda xanín, que te llama la Xana.
Y tú, mujer, poco amiga del agua, si en vez de envolver a mi xanín en un paño de color y usado,
lo envuelves en un paño blanco y bien limpio, te hubieras hecho rica.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 8. ¡AH, LADRÓN! ::


En una cueva de la Llera, casería del concejo de Villaviciosa, viven las Xanas más guapas de Asturias y las más peludas.
Cuando hace sol, tienden sobre las peñas abalorios de oro, los cuales se ven relucir desde muy lejos. Un día pasó por allí un hombre a caballo, cogió un abalorio y salió galopando. La Xana que los cuidaba corrió tras él y como no podía alcanzarle, se subió encima de una peña y comenzó a decir a grandes voces:





-¡Ah, ladrón! Nos robas una fortuna. Ya llevas oro para tí, para tus hijos y para tus nietos. ¡Ladrón!


La humana afición de robarles a las xanas, se repite constantemente, si bien, todo hay que decirlo, ellas contribuyen bastante a ello, con esa especie de desgana y descuido con que van dejando tesoros por ahí.





::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 9. DEDO DE LA XANA ::


Una vez, estaba una mujer, en la parroquia de Sales, concejo de Colunga, dejando pacer las vacas en el prado Feltrón y de pronto, vio delante de sí un gran tendedero con abalorios de plata.





-¡Virgen de Loreto! ¡qué abalorios más relucientes!
-Exclamó la mujer, y al mismo tiempo cogió uno y marchó con él para su casa.


Cerca del tendedero estaba una Xana, cogiendo "ganciu" y al ver que la mujer se llevaba un abalorio, corrió tras ella y la alcanzó al llegar a una raya de la cual no podía pasar la Xana. Cogió a la mujer por un brazo y le preguntó:





-¿Porqué me quitas esa prenda?


Y sin fijarse, pisó la raya con el dedo gordo. El cual se separó del pie y se convirtió en oro.
La Xana, llorando a lágrima viva, cogió el dedo del suelo y dijo a la mujer:





-Por causa tuya acabo de quedar coja, pero te perdono. ¿Tienes muchos hijos?
-Bastantes, gracias a Dios.
-¡Pues toma! Te regalo mi dedín de oro para que con él compres una vaca de leche que te ayude a criar a tus hijos.


Como se ve, la magnanimidad de las Xanas es increíble. En otras historias, como la de la costurera que ayuda en el parto a una xana, de la cueva de Cogolla, en el monte Naranco, la xana agradece a la costurera la ayuda, dándole a elegir entre todas las alhajas que tiene, lo cual es bastante normal y puede considerar en justa correspondencia. La costurera se llevó unas tijeras de oro, lo cual también es muy propio. Por otra parte, esta historia sugiere que las xanas se mueven dentro de un espacio determinado, que se puede considerar "sacral", similar al que forman los campesinos cuando ven pasar la Güestia, cuando dibujan un círculo alrededor suyo para que no se puedan acercar las ánimas.





::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 10. EL VIUDO Y LA XANA ::



Un viudo, vecino de Carrandena, parroquia de Libardón, Colunga, tenía dos hijos de corta edad. Y mientras él iba a trabajar la tierra, una persona desconocida le lavaba y peinaba los niños, cardaba lino y poní la casa en orden.




El viudo, por más que indagaba, no podía averiguar quien hacía aquellos milagros. Y para averiguarlo, dejó de ir un día al trabajo y se escondió en casa detrás del escaño (banco de madera, situado en el llar, con una mesa adosada de quita y pon).



Al poco tiempo de estar en su escondite vio entrar por la puerta una Xana con el utensilio de cardar bajo el brazo.
Se presentó a ella, le dio las gracias por todo cuanto había hecho en favor de sus hijos y le propuso que se quedase a vivir con él.
A esto contestó la Xana:





-Me quedaré a vivir aquí. Pero con la condición de que no me digas nada de lo que oigas cuando pases por delante de la cueva del Moro.



El viudo aceptó la condición muy contento. La Xana comenzó a cuidar amorosamente a los niños: se pusieron blancos y encarnados como las rosas del huerto. El viudo subía todas las mañanas al puerto Sueve a ordeñar las vacas y nunca bajaba sin un cestín de fruta para los niños y un ramo de flores silvestres para la Xana.
Ésta con mucho cariño, curaba con hojas de llantén una llaga que tenía el viudo en una de sus piernas.




Y a pesar de este cariño y de la alegría que esparcía la Xana por toda la casa, el viudo comenzó a ponerse muy triste. Lo cual fue notado por ella, y por más preguntas que le hacía, el viudo no quería decirle el motivo de la tristeza.



Pero un día que la Xana estaba cardando lino le rogó llorando que le explicara por qué estaba tan triste.
Él se resistió mucho pero al fin dijo:





-Cuando paso por delante de la puerta de la cueva del Moro, aunque tape los oídos oigo una voz que dice:

-¡Ah, Xana hermana!
¡Ven a ver a tu madre
que está muy mala!


La Xana al oír esto, tiró el utensilio de cardar contra las piernas del viudo y salió de la casa diciendo:





-Por no haberte resistido cuatro dias más en satisfacer mi curiosidad, perdiste de ser rico y a mí me desencantabas para siempre.


Los niños sintieron mucho la marcha de la Xana. Y al viudo, cuando pasaba por delante de la cueva del Moro, le decía una voz:





-¿Sigues con la pierna mala?
Pon llantén y quita llantén
y verás como te sana.


La psicología de la Xana resulta, en esta historia, de lo más desconcertante. Primero cuida de los niños y pone en orden la casa sin que nadie se lo pida. Luego, ya con consentimiento. En todo momento, se comprueba que la magnanimidad y bondad de la que hablábamos antes. Después, al ver triste al viudo, no para de inquirirle por las razones de tal tristeza, se sobreentiende que muy preocupada (hasta el punto de llorar por ello); sabiendo ella que sólo quedaban cuatro días para que acabara el desencantamiento, tiene poca lógica la insistencia en que el viudo dijera lo que se resistía a decir. Pero en ningún lado está escrito que las Xanas deban ser lógicas. El hecho de que, ya devuelta en su cueva, se preocupase todavía por la herida de la pierna del viudo sólo puede entenderse como una muestra de infinita bondad de esta Xana, o bien como una burla irónica hacia el viudo.





::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 11. EL PASTOR Y LA XANA ::


Cerca de una majada de Ponga (el concejo más celtizado de Asturias), hay una cueva que estuvo habitada por un grupo de Xanas.
Salían por la noche a lavar la colada a la fuente y la tendían a los rayos de la Luna. Y al amanecer, se ponían a hilar y devanar en un campo pequeño que hay delante de la cueva.
Pasaba por allí todos los días un pastor ¡guapo mozo! Cantaba mejor que cantaban los tordos por las mañanas en el robledal.
Poco a poco, logró hacerse amigo de las Xanas y mientras pastaba su rebaño iba a divertirse con ellas jugando al escondite por entre los peñascos y bailando la giraldilla (baile popular asturiano) en los camperos.
Y sucedió que el pastor se enamoró de la Xana más guapa, y le declaró su amor. La Xana le contestó:





-Si quieres llevarme contigo ha de ser con el consentimiento de tu madre. Después, para poder sacarme de aquí, tienes que hacer lo siguiente: cuando mis compañeras yy yo nos acerquemos a la cueva para entrar en ella, me coges por el refaxu (refajo, falda corta de mucho vuelo que se pone encima de las enaguas), tiras sobre mí un puñado de tierra de la iglesia y seré tuya.


Lo hizo así el pastor y la llevó consigo... Un día en que la Xana estaba cardando, llegó el pastor del monte y le dijo que al pasar por delante de la cueva había oído decir:





-¡Ah, Xana hermana! ¡Te fuiste y nos dejaste solas!



La Xana tiró el utensilio de cardar y desapareció de la casa para siempre.



En esta historia vuelve a hacerse desconcertante la Xana: en ningún momento le pone condición al pastor sobre su futuro, sino que se limita a decirle el medio para desencantarla. Sin embargo, el resultado es igual que en la historia anterior: la Xana se enfada, le tira el utensilio de cardar a las piernas y desaparece. Por otra parte, nótese la decencia de la Xana, al pedir el consentimiento de la madre del pastor, y su supersticiosa religiosidad, al pedir que le eche encima tierra de la iglesia.





::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 12. LA XANA SE TRANSFORMA ::


Llamaron unos vecinos a la puerta de casa de Pachón para darle esta noticia:





-¡La becerra, Pachón, anda suelta por el Cuetu (cerro poco elevado, altozano)!


Pachón se levantó para buscarla. Era la madrugada de la noche de San Juan, y aún descansaba el lugar en el recogimiento y la quietud. Cuando Pachón llegó al Cuetu, oyó ruido, miró al agua, y vió una Xana lindísima que se estaba peinando debajo de un árbol. Se acercó Pachón, lo notó ella, le sonrió con blandura y le dijo de esta suerte:





-Toma este pan, tenlo un año, vuélvemelo sin tocar y todas mis riquedas tuyas serán...


El pan, un panecillo de tres picos, Pachón lo llevó a su casa, lo escondió de su mujer y aguardó tranquilamente la llegada del próximo San Juan... Mas ay, que sucedió que su mujer descubrió el panecillo, y empezó a darle vueltas en las manos:





-Pero, señor -se decía- ¿a qué diablo sabrá este panecillo que tiene mi marido tan oculto?


Y se comió un poco para salir de dudas... ¡Qué dolor el de la Xana cuando vio el panecillo sin él!





-No cumpliste tu palabra -le refirió a Pachón llena de enojo-. ¡Mas voy a cambiarme en cuélebre, y si me dejas acercar mi lengua a la punta de tu lengua, aún podré liberarme del encanto!...


La Xana se cambió por cuélebre, más Pachón tuvo miedo y escapó. torno la Xana a su forma, volvió la Xana a reñir, dio Pachón nuevamente sus escusas, y ella sacó un espejo, mostró un peine, y le dijo a él de este modo:





-Coge de estas dos cosas la que quieras...


Y Pachón prefirió el peine... ¡De haber cogido el espejo, aún se hubiera la Xana libertado del encantamiento en el que vivía!... Ella miró a Pachón, y le habló así:





-Eres cobarde, desdichado y frívolo. ¡Ni a tí ni a tus descendientes os faltarán sarnazos que rascar ni ovejas que trasquilar!...


Y aún hoy los descendientes de Pachón trasquilan las ovejas y se rascan...





::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 13. LA XANA DEL CASTILLO DEL AGUILAR ::


En la cueva deL monte Castillo que está junto a la playa de Aguilar en Muros de Pravia, vive una Xana encantada. La encantaron sus padres porque cometió una falta muy grave.
Y no podía salir de su encantamiento mientras no se presentase un hombre valiente que la bajara en sus brazos, desde la cueva a la playa, sin detenerse en el camino y sin dejarla caer al suelo.
El hombre que hubiera hecho esto se haría dueño de muchas riquezas, porque la Xana le regalaría el tesoro que guarda en la cueva envuelto en un pellejo de buey pinto. Dice una copla:





En el Castillo de Aguilar
donde trigo se machacaba
hay un pellejo de buey pinto
lleno de plata labrada.


La Xana jugaba en la playa a los bolos con bolera de oro. Devanaba ovillos con un hilo que salía por el ojo de la fuente que está cerca de la cueva y tendía su pequeña colada en la falda del monte.
Una mañana, fue una mujer de Muros a segar hierba al prado del Castillo y sorprendió a la Xana cosiendo. En cuanto ésta vió a la mujer se metió corriendo en la cueva y dejó las tijeras olvidadas en el sitio donde cosía.
Después que marchó la mujer, la Xana salió a recogerlas y como no estaban donde las había dejado comenzó a cantar:





-Quien mis tijerinas de oro llevó,
cocido y asado le vea yo.


Las tijeras las había llevado la mujer y por esta mala acción, le murió algun ganado y cayeron calamidades sobre su familia. La Xana esperaba un año, otro y otro, y no llegaba un hombre que se atreviera a desencantarla.
Un día que estaba guarneciendo el dengue (parte del traje regional, a modo de esclavina de paño negro con adornos de terciopelo, ques e cruza sobre el pecho y se abotona por la parte de atrás) pasó por allí un caballero el cual le preguntó que quién era y por qué estaba allí.
La Xana le contó su historia y le dijo lo que había que hacer para poder desencantarla.
El caballero se ofreció a sacarla de aquella situación, la cogió en sus brazos y echó a andar con ella en dirección a la playa. Y según se iba alejando de la cueva, la Xana iba desencantándose, y a medida que se desencantaba, crecía y aumentaba de peso.
El caballero corría, corría viendo el milagro del desencantamiento, pero cuando iba llegando a la playa, se oscureció el cielo, alborotándose las olas, y estalló una tempestad muy grande.
Con los relampagos, los truenos y el peso de la Xana, que cada vez era mayor, el caballero se asustó y la dejó caer al suelo. Y como ella le había dicho que si la dejaba caer quedaba encantada para siempre, se volvió llorando para su cueva.
Y desde entonces acá, los vecinos de Muros de Pravia no han vuelto a ver jugar a los bolos en la playa a la Xana del Castillo del Aguilar.





::::::::::::::::::::::::::::::

No hay comentarios:

Publicar un comentario