jueves, 4 de agosto de 2011

[ESP] EL CUÉLEBRE



...
Como en prácticamente todas las partes del mundo, en Asturias tenemos nuestros dragones. En realidad, podemos considerarlos como mezcla de dragón propiamente dicho (ya se sabe, el que suelta fuego por las narices, vigila tesoros...) serpiente y grifo (por las alas). Los cuélebres asturianos, son serpientes aladas que viven en las cavernas, fuentes y bosques, aunque también se pueden encontrar en prados, torcas, espineras y hasta en un monasterio.

Su distribución por la geografía responde prácticamente al de las Xanas, estando la parte occidental, practicamente vacía de cuélebres. Su origen es probablemente celta, si bien no puede descartarse que hayan sido asimilados a la tradición greco-romana (y posteriormente a la cristiana) e incluso indo-asiática (que habría llegado a Europa occidental através de las estepas). Lo cierto es que los dragones abundan en toda Europa y en todas las épocas; ya en la mitología griega, aparecen dos dragones célebres: el que custodia la manzana de oro en el jardín de las Hespérides y el que vigila el vellocino de oro que busca Jasón y los argonautas.
En la mitología germana es célebre el dragón Fafnir con el que lucha Sigfrido y cuya sangre es capaz de hacer invulnerable a quien se bañe en ella. En la tradición judeo-cristiana está la serpiente tentadora del Génesis, el Béhémoth y Leviatán del profeta Isaías, en los Salmos y sobre todo, en el Apocalipsis de San Juan.
En la tradición asiatico-egipcia está el dragón que encarna Tiamat, una de las formas de la Gran Madre y el dragón marino que sería vinculado a Afrodita, otra de las formas de la Gran Madre; ésta, asimismo en Seth, el enemigo y asesino de Osiris, víctima del hijo de éste, Horus. En fin, los dragones del extremo oriente son también numerosos, generalmente asociados con el mundo de los astros y de los cuerpos celestes.
Están también los Nagas "espíritus indios del agua y de la tierra, que aparecen a veces en forma de serpiente y otras en forma semihumana con cola de serpiente, aunque muy amenudo toman forma completamente humana. [...] Su principal capital es Bhogavati, una ciudad subterránea bajo el Himalaya, pero parece que tienen también otras ciudades subterráneas, todas de gran esplendor y magníficamente ornamentadas con piedras preciosas. A los Nagas les gustan mucho las joyas..."



Se conoce también lo mal que lo hicieron pasar los dragones a los primeros evangelizadores de Irlanda, y se conoce, por las fuertes escrituras medievales, infinidad de dragones asociados a ciudades y villas. El emblemático dragón de San Jorge es otro ejemplo archiconocido que, como veremos, también llega a Asturias. En toda la zona de influencia del arte Románico, los dragones debían ser normales, por la cantidad que de ellos se presentan, en tímpanos, dindeles, capiteles, basas y canecillos. En las portadas de iglesias y catedrales medievales abundan los dragones: en la catedral de Oviedo, sin ir más lejos, aparece un dragón con las inequívocas formas de un cuélebre. Estandartes y mascarones de vikingos, musulmanes y anglosajones están llenos de ellos. Caro Baroja por su parte, y en el área cultural que nos afecta directamente, también señala la presencia en festividades españolas del Corpus Christi, de "Tarascas" (dragones procesionales que llegaron a nuestra tradición provenientes de la Provenza francesa y de los que trata también LeGoff en el citado artículo sobre San Marcelo de París y el dragón) en Madrid, Toledo, Sevilla, San Sebastián...
También señala la presencia de dragones en otras partes de la geografía española como en Gerona, donde siguiendo al diccionario de Madoz, hay una cueva de Drach (en el partido de Ribas), en la que al parecer, vivía un dragón que se comía a los niños, por lo cual fue abandonado el camino que pasaba por delante suyo. Según parece, una vez muerto por algo que se tuvo por milagro, su piel decoró la Iglesia de San Eudaldo de Ripoll, hasta poco antes de la Guerra Civil, práctica habitual en otros tiempos: "En Aix (en Provenza), también se exhibió el esqueleto de un saurio como el del dragón que asoló los alrededores de la ciudad".
En líneas generales, las historias de dragones varían de pueblo en pueblo, pero se suele contar casi siempre de la misma manera:



En cieto país hay una plaga o calamidad de una serpiente de muchas cabezas, dragón u otro monstruo semejante que destruía a todos si no le ofrecían periódicamente una victima humana, generalmente una virgen. Muchas víctimas han perecido ya, y al final la suerte ha recaído en la hija del rey, que va a ser sacrificada y es entragada al monstruo cuando el héroe del cuento, frecuentemente un hombre de humilde cuna, se interpone en su defensa, mata al monstruo y recibe la mano de la princesa como premio. En muchos de los cuentos, el monstruo, descrito algunas veces como serpiente, habita en el agua de un mar, un lago o un manantial. En otras versiones es un dragón o una serpiente que se apodera de un surtidero de agua o fuente, y solo permite que corra el agua o que el pueblo haga uso de ella a condición de recibir una victima humana.



Si bien tal forma de contar es perfectamente reconocible en muchas de las historias que se recogen, esta descripción pasa por alto algo que sí se da en abundancia en las narraciones asturianas: los cuélebres son unos magníficos guardianes y lo que es mejor, guardan sus tesoros y sus xanas encantadas. A veces, como pudimos ver en el capítulo de las xanas, los cuélebres son el resultado de una transformación de éstas, igual que la Melusina medieval francesa se transformaba en serpiente o dragón alado o en sirena.
Físicamente horrorosos, los son también en su condición natural: su piel recubierta de escamas es practimante blindada, salvo debajo de las barbas, y envejece, aunque vive mucho, como cualquier mortal lo hace. Es más vulnerable por dentro, y de hecho, en las historias que no transcurren en un duelo individual, se suele acabar con él haciéndole comer algo que le deje el estómago como si hubiese tragado toda la lava de Pompeya: piedras calientes, panes con alfileres...
Es ya genéricamente vulnerable el día de San Juan, en el cual el cuélebre no recibe y es facilmente evitado u occiso. El cuélebre se entera de que está envejeciendo porque las escamas le crecen mucho y se ponen cada vez más duras; llegada la edad de la jubilación, comentan algunos, le prohibe Dios morar aquí y lo manda a un asilo: una ciudad sumergida en la mar cuajada, llena de tesoros que vigilar y hacer, con ello más llevadero el retiro. Otros, retoman el tema de las ciudades sumergidas, pero dándoles un caracter de ciudad de los muertos, humanos se sobreentiende.



Se conocen algunas historias en la que los cuélebres viven más en un ambiente marítimo, en cuevas de acantilados.
Es el caso del cuélebre que se llevó la marea cerca de la desembocadura del río Nalón, o del cuélebre del monte de Salinas, que se tiró al mar para apagar la piedra al rojo vivo que le habían hecho comer los vecinos de la zona. Sordo Sotres, en sus investigaciones sobre el oriente asturiano, menciona algunos casos en los que los cuélebres están asociados al mar:
Uno de ellos, un cuélebre atado con cadenas por San Pedro para que dejara de llevarse a los hombres del pueblo; el cuélebre vivía en una cueva por la que entraban las mareas, la gente al escucharlo aseguraba:



"¡Mira, mira! ahí esta el cuélebre, atado con unas cadenas que le ató San Pedro".



Otra de las que comenta Sordo Sotres es especialmente interesante aunque de difícil comprensión; recogida en Garaña de Pría (concejo de Llanes),



"decían los hombres que los cuélebre esos grandes, se tiran a la mar y se hacen peces".



::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 1. DALE POR DEBAJO DE LA BARBA ::



Siempre decían que había un dragón, que a cierto tiempo salía, y para que no saliera de la cueva al pueblo pues le ponían una persona (a quien le tocase), y la comía, entonces la metía para dentro después que la mataba.
Tardaba tiempo en volver a salir, pero cuando empezaba a bufar, a bufar y empezaba a querer salir, ya sabían ellos que era que tenía hambre; y entonces hechaban a suerte a ver a quien le tocaba, y a la persona que le tocara, pues tenía que salir y comerla, y meter para adentro lo que quedaba.



Un día le tocó a la moza más guapa, dicen que tenía una melena... Y entonces claro, el pueblo entero estaba alborotado al pie de la cueva, mientras la moza lloraba.



Y entonces dicen que pasaba uno de a caballo, y que preguntó por qué tanto alboroto, qué pasaba, y entonces le dijeron lo que ocurría.

Y entonces dijo él:



-Déjelo que salga, se irán ustedes y dejen que salga el dragón.



Y entonces el dragón salió y empezó a bufar, y él a darle y el caballo a querer pisarlo, pero tenía el cascarón tan duro, que la espada saltaba y dice que dijo él:



-¿Cómo puede ser?



Porque sentí una mano que dice:



-Dale por debajo de la barba.



Y cuando el dragón se levantó, le metió la espada por debajo de la barba y entonces lo mató.
Todos querían obsequiarle, pero él nada más pidió que esto se llamara el Valle de San Jorge. Y con este nombre quedó el valle. En la iglesia puedes ver la escena representada.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 2. SANTO DOMINGO DE OVIEDO ::



Detrás del convento de Santo Domingo, en Oviedo, está la cueva del Culebrón; en ella vivía un Cuélebre, al cual tenían que dar los frailes un pan cada día para que no les comiera los cadáveres de los frailes enterrados allí. Un día un fraile decide darle un pan lleno de alfileres y el cuélebre muere.



Me temo que esta historia podría explicar el insólito hecho de que este convento tardase más de tres siglos (desde su aprobación en un Capítulo General de la Orden, celebrado en Palencia) en empezar a ser construido; con un vecino semejante es difícil que avancen las obras: 34 años después de comenzadas éstas fallan los cimientos y se hunde el crucero de la iglesia. Esta iglesia debía estar gafada desde el principio. Por lo que se refiere al cuélebre en sí, Baragaño señala la curiosidad de la ubicación de la leyenda en la capital asturiana, "ya que no abundan precisamente las tradiciones míticas alejadas del ámbito rural". Con ser cierto en líneas generales, ya hemos indicado que, al menos en abundancia y en tiempos medievales, los dragones sí estaban asociados a las ciudades, que los tenían por muy suyos y formaban parte hasta de los estandartes locales. En Asturias, sin embargo, es cierto que las tradiciones mitológicas se dan casi exclusivamente en ámbitos rurales.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 3. SANTA MARÍA DE CELÓN ::



En la iglesia de Santa María de Celón (parroquia del concejo de Allande), donde hubo un antiguo monasterio benedictino, dice la tradición que una espantosa serpiente se introdujo en el templo a través de un agujero en el ábside para comer los cadáveres de las personas que allí se enterraban. Hasta que un día llegó un peregrino que con su lanza dió muerte al monstruoso animal.



Esta pequeña iglesia de comienzos del siglo XIII, es, probablemente, una reedificación de una iglesia prerrománica; en el exterior del testero rectangular, aparece una tosca y sugerente figura que, para unos, representa la lucha de San Miguel contra la serpiente (según los autores, los cimientos de la iglesia deberían pertenecer a una iglesia puesta bajo la advocación del santo); para otros, sin embargo, y para los lugareños, la escena representa, precisamente esta leyenda. Es más, según cuentan todavía se puede ver el agujero por donde entraba el cuélebre y los vecinos lo mostraban orgullosos. Por otra parte, este Cuélebre de Celón es el único caso que se conoce en el occidente asturiano. El caso de que sea un peregrino en vez de un caballero o un campesino, el que mata al Cuélebre con su bordón convertido en lanza, se justifica por encontrarse la iglesia en el Camino de Santiago.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 4. ABRE LA BOCA CUELEBRÓN ::



Había un cuélebre muy grande en una cueva de Brañaseca (lugar de la parroquia de Luiña), en el concejo de Cudillero. Y los vecinos, para que no les comiera el ganado le amtenían con borona (o boroña, pan de maíz) y pan de centeno. Cuando iban a llevarle la ración se decían:



-Abre la boca, Cuelebrón,
que ahí te va un boroñón



Y un día, en vez de pan le dieron una piedra calentada al rojo y murió.



Este cuelebrón de Brañaseca, tan tonta y confiadamente engañado por los vecinos, tiene su contrarréplica en otro, también recogido por A. del Llano, el cual, al parecer, vivía en el monte de Salinas, y dado lo cerca del mar, pudo tirarse al agua y beberla con fruición hasta enfriar la piedra que había tragado. No se sabe qué pasó después.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 5. CULEBRÍN, CULEBRÓN ALLÁ TE VA UN PIOJÓN ::



Que se puso una vieja a peinarse a la boca de la Torca las Porquerizas, y según se iba peinando echaba piojos a la torca, y dice que iba diciendo:



-Culebrín, culebrón allá te va un piojón,
culebrón, culebrín, allá te va un piojín.



Y sintió un ruido subir por la torca arriba hasta que asoma un culebrón con unos cuernos muy grandes, y ella echó a correr hasta el pueblo, hasta Pedrejita, con el animal tras de ella.
Allí hay un sitio, la Calleja Cimbriu, que es como una calleja estrecha en donde el culebrón ya pasó porque no le dejaron los cuernos, de lado a lado no le dejaron pasar, y además se tocaron solas las campanas. Y se volvió, que no pudo pasar. Todavía tenía la cola en la torca.
El culebrón tenía unos cuernos muy grandes.



En esta historia, recogida por Sordo Sotres, en 1990, el cuélebre aparece, por primera vez con cuernos. No se conoce ningún caso más y resulta curiosa la insistencia del informante en dichos cuernos. Por otra parte, también resulta desconcertante el lugar elegido por la vieja para peinarse (una torca de escarpadas paredes) y el tono burlesco y provocador de la letanía de la vieja, muy alejado del espanto y miedo que suelen producir los cuélebres. Aparecen, asimismo, las campanas como instrumento útil para hacer retroceder al cuélebre, al igual que ocurría con el Nuberu.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 6. LA FUENTE DEL CUÉLEBRE ::



Donde emprecipia la pradería por debajo, allí hay una fuente que lleva el nombre de La Fuente del Cuélebre.
Una vez que se encontraban varias personas por allí, sintieron al cuélebre y se les quitó la sed, y salieron huyendo.
¿Y sabes de qué viene eso de la fuente del Cuélebre? Pues te lo voy a explicar: resulta que hay un pozo allá arriba que llaman El Pozo la Cojita. Y hay quien tiene un perro y por no matarlo, lo tira a ese pozo. Ese perro va buscando por dónde puede salir, llega a la mar hasta cerca de esa fuente y entonces suena aullar por debajo de la tierra. Este ruido lo atribuyen al cuélebre.
cómo ladrará ese perro, a lo mejor lleva allí ocho o quince días: qué ladrido tendrá, qué sonará. Pues suena el cuélebre, y yo para mí ese cuélebre es la voz de un perro, que lo tiran en el pozo arriba y llega hasta cerca de esa fuente.
Si cae coincidencia de que le echan allá carne, el animal vive mucho.



Resulta extremadamente corta la historia que recogemos aquí, de dos vecinos de la Robellada, del concejo de Onís; se limitan a constatar que "sintieron" al cuélebre. También es curioso que metan a un perro en un pozo y sobreviva "echándole carne", aunque se admite que pueda llegar hasta la fuente, puesto que el oriente asturiano es muy calizo y existen miles de grutas subterráneas, el animal no sobreviviría mucho tiempo, aunque se alimentara de las alimañas que viviesen en la cueva. Por otra parte, C. Cabal, en su descripción de los inmensos tesoros que guardan los cuélebres retirados, explica que los hombres peuden coger estos diamantes "con un trozo de carne y una cuerda; los diamantes se pegan a la carne cuando toca el abismo, y suben cuando ella sube, si consigue salvarse de los cuélebres..."



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 7. EL CUÉLEBRE DE ABAMIA ::



Se dice que en el pueblo de Abamia había una cueva donde vivía un cuélebre al que los vecinos tenían que cebar, por que si no salía y se los comía. Un cura de la localidad, cansado de tanto cuélebre, se decidió a matarlo, cogió trabuco y caballo y se fue a la cueva a esperar al cuélebre. Silbando, atrajo la atención del monstruo y cuando asomó por la entrada de la cueva le disparó. El cuélebre, herido pero todavía con fuerzas, se lanzó furioso contra el cura, que tuvo que escapar a todo galope, perseguido por el cuélebre. En esta persecución, el cuélebre se metió en el río (o se enganchó en el pequeño puente de Abamia, según otras versiones), el agua entró en la herida y el cuélebre murió. El cura, que se había refugiado en el campanario, después de que el caballo reventara en la persecución, murió del pánico pasado en la misma iglesia.



NOTA: Algunos autores, aseguran que esta historia la inventó Roberto Frassinelli, el famoso "alemán de Corao", naturalista, arqueólogo, dibujante, arquitécto, bibliófilo, literato, botánico y médico, que vivió en Corao desde mediados del siglo XIX hasta su muerte (precisamente el día del solsticio de verano, 24 de junio, día de San Juan , de 1887). Frassinelli, que estña enterrado en la iglesia de Abamia, investigó la cueva del Cuélebre en la que encontró varias piezas de cobre, un hacha pulimentada y un canto decorado que parece ser un ídolo. Este alemán que puso su estudio en la cueva y que paseaba por su jardín con una lechuza amaestrada, parece ser que fue quien difundió la historia para que no le robasen de los frutales que había plantado. En todo caso, resulta algo sobrecogedor cómo mueren todos los personajes de la narración, algo totalmente inusual en este tipo de leyendas.



::::::::::::::::::::::::::::::



:: RELATO 8. EL CUÉLEBRE DE LLAVADORIU ::



Aquí hay, abajo del pueblo (Asiego, concejo de Cabrales), en la ería, un sitio que llaman El Cuélebre, que sale el agua por un agujero y le llaman Llavadoriu. Iban allí a lavar la ropa antiguamente, y dice que tiene de estar lavando allí la ropa las mujeres y oir unas palmas y al momento quitarse totalmente el agua, o sea, que paró de correr el agua, ¿eh?, entonces de allí a un rato que volvió otra vez a salir el agua, y salía el agua sucia, de tierra. Eso lo oí yo a mis abuelos.
El cuélebre salía desde esa cueva, pasaba por una finca de maíz y era como si pasara una viga arrastrando por el maizal, que nunca lo vieron pero sí la rastra de maíz aplastado. Y se iba a refugiar a la Cueva de la Mora de la parte de Puertas. Eso lo oí contar muchas veces, por eso le dicen El Cuélebre.
Salía el cuélebre por donde estaba esa agua.



Este es uno de los pocos casos en los que el cuélebre interviene destrozando el campo y parando y ensuciando el curso de agua. Lo de que la Cueva la Mora, indica la mezcla de tradiciones: recordemos que en el oriente asturiano a las xanas se les llamaba también moras. La comparación con una viga en rastra, también es sobrecogedor.



Aquí acaban los relatos de cuélebres en los que interviene el pueblo. Hay otro tipo de historias, que se asocian a la noche de San Juan por lo que se expondrán en otro tema aparte.



::::::::::::::::::::::::::::::

No hay comentarios:

Publicar un comentario