jueves, 4 de agosto de 2011

[ESP] NOCHE DE SAN JUAN

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Parece firmemente establecido el hecho de que la fiesta de San Juan Bautista sea una fiesta precristiana, algo así como una superposición de la fiesta cristiana a la que se celebraba para conmemorar el solsticio de verano, es decir, del día más largo del año, “el gran momento del curso solar en el que, tras de ir subiendo día tras día por el cielo, el luminar se para y desde entonces retrocede sobre sus pasos en el camino celeste”. Sea para “imitar en la tierra el gran manantial de luz y calor del cielo”, o sea “para quemar y destruir todas las influencias dañinas”, la costumbre de encender hogueras la víspera del día de San Juan es una práctica universal en Europa que los expertos remontan a épocas precristianas y hasta prerromanas. Han variado tanto las modalidades de ejecución (a Dios gracias, pronto se dejaron de realizar sacrificios humanos de prisioneros o condenados, como hacían los celtas galos, para quemarlos sólo en efigie, primero, y para quemar sin más cualquier cosa, después) como las finalidades (la propiciación de buenas cosechas, la purificación, la expulsión de brujas…), pero la práctica persiste, a pesar de haber tenido en la Iglesia católica un enemigo implacable que ya desde los siglos VI-VII se esforzaba por suprimirlos y a ello exhortaba a sus sínodos. Es más, parece notarse una cierta revitalización de esta festividad: en Asturias, sin ir más lejos, en las zonas urbanas, donde este rito de las hogueras languidecía en algunos barrios, está tomando nuevo impulso y hasta las autoridades municipales promueven el levantamiento de grandes hogueras, en torno a las cuales se baila y sobre las que se salta; la afluencia de gente va incrementándose año tras año y constituyen, en muchos casos, el toque de salida de los festejos veraniegos.


Resulta asombrosa la cantidad de lugares en que se celebra esta fiesta, y la similitud de los rituales que se desarrollan. En algunos países, además de la quema de hogueras, se recurre a portar antorchas por los campos que se quieren propiciar o purificar, y a lanzar discos ardiendo al aire o ruedas también ardiendo por las laderas de las colinas (en clara referencia al sol). En Asturias, el culto a la naturaleza implícito en la festividad gira entorno a tres elementos: el fuego, como representación del sol, el agua (la recogida de la flor del agua, las fuentes enramadas…) y la vegetación (enrames de balcones y tejados con flores de saúco, verbena o galanes (flores nacidas en las proximidades de los arroyos). Hay testimonios suficientes como para constatar que las prácticas asociadas a estos tres elementos se dan en Asturias desde tiempos inmemoriales hasta muy recientemente.


El culto al sol se manifiesta tanto en la hoguera como en la creencia de que al amanecer de ese día el sol baila, por lo que los jóvenes de los pueblos suben a los montes cercanos para ver bailar el sol naciente. Tanto en un caso como en otro, y siendo como son los jóvenes los protagonistas, la celebración se acompaña de ciertas licencias: por ejemplo, en la perdida braña de Piedrajueves (toponimo que algunos asocian a una posible estela dedicada a Júpiter), en el concejo de Somiedo, “los brañeros de ambos sexos y gente que acude allí de varios pueblos, celebran la mañana de San Juan con demasiada libertad”. En casi todas las celebraciones de la víspera de San Juan, desde Irlanda hasta Rusia y desde Suecia y Noruega hasta el norte de África, se da un cierto carácter sexual a la fiesta; suelen ser parejas las que saltan por encima de las llamas, adivinan cuando se van a casar, hacen fértiles a los matrimonios… Frazer recalca este hecho cuando dice:



"Nos cuentan que los muchachos quemaban huesos y basuras de varias clases para hacer un humo hediondo y que el humo ahuyentaba a ciertos dragones perniciosos que en esta época del año, excitados por el calor del verano, copulaban en el aire y envenenaban los pozos y los ríos al caer en ellos su semen”.



En Asturias, no llegamos a pensar tanto, pero sí parece innegable que hay una vinculación de esta fiesta con las potencias sexuales, dentro o fuera del matrimonio: sean con los fines que sean, las escapadas nocturnas de los jóvenes a la búsqueda de la flor del agua, las mozas que se revolcaban desnudas sobre el primer rocío de la mañana y clopas como:



Mañanita de San Juan.
Madruga, niña, temprano
a entregar el corazón
al galán que puso el ramo.



Cantadas por todo el pueblo después de colocar un árbol (ramu) ante las casas de sus novias, inducen a pensarlo.



Algunas prácticas realizadas este día tienen fines claramente terapéuticos: Giner Aribau (sinónimo de Eugenio Olavaria y Huarte) señalaba que las personas mayores de Proaza (y de Aguino, concejo de Somiedo) con sarna o algún tipo de enfermedad cutánea realizaban el mismo ritual de revolcarse por los prados; otra costumbre es la de guardar la flor del agua con una rosa dentro de una botella para curarse los ojos y evitar las enfermedades de la piel. La recogida de tantas plantas medicinales en esta noche (durante el día no da resultado) también resulta más provechosa de lo normal (tréboles, verbenas, flores de saúco…). Recuérdese la famosa canción:



A coger el trébole,
el trébole, el trébole;
a coger el trébole
la noche de San Juan.



Las ropas que se tienden en los prados y reciben el rocío de la mañana sanjuanera, evitan, por contacto, todo tipo de enfermedades para quien se le ponga. También sirve para el ganado la sal expuesta al sereno de esa noche, dándosela luego a las ovejas y vacas; y también les conviene a estos animales ser mojados en el río y llevados a pastar a la “rosada” antes de que salga el sol, que le quitaría sus poderes. En general, parece que los poderes ocultos de la naturaleza actúan esta noche con especial cuidado de favorecer los designios humanos, dotando a flores, manantiales y hogueras de la capacidad de potenciar sus virtudes favorables.



Siendo, pues, esta noche tan especial, no es de extrañar que la imaginación popular la haya llenado de “encantos”. Las leyendas que corren sobre estos encantos resumen y compendian buen número de elementos de la mitología popular, debidamente adaptados a las modas literarias de unos tiempos y otros. En líneas generales todas las leyendas tratan de lo mismo: hay una (o unas) moza encantada (tradicionalmente llamada "Ayalga") y se trata de desencantarla; unas veces está custodiada por un cuélebre que pone difícil el desencantamiento; otras veces, cuando el desencantamiento requiere la utilización de panecillos con picos, para que salga es imprescindible ser soltero, pues, indefectiblemente, en todas las leyendas las mujeres de los protagonistas acaban comiendo uno de los picos del pan y el desencantamiento no tiene lugar (salvo en el caso excepcional del pescador, que rompe uno de los picos del panecillo para tirárselo a un pez enorme que se le acerca, y ahuyentarlo); también puede ser que la encantada (y en algún caso, el encantado) ponga como condición para su desencantamiento que el pastor o el mozo acierte el nombre de alguna vaca, aunque en la mayoría de los casos, cuando acierta, se limita a llevarse la vaca,; en otros casos, lo que tiene que hacer el protagonista es escoger adecuadamente lo que quiere entre un conjunto de alhajas o instrumentos de oro: si elige bien, se lo lleva todo y si no se gana una buena maldición.



Junto al ganado y a los tesoros (generalmente tijeras, peines, cadejos…) las xanas encantadas aparecen, a veces, con una gallina (pita) de oro con sus respectivos polluelos (pitinos) de oro, que pueden pasar a propiedad de quien desencante a la xana. El oro, las joyas y hasta las “minas” (tesoros que aparecen sólo esta noche, anunciado o no por pequeñas y misteriosas luces) acompañan siempre a las xanas encantadas, como lo hacen con los cuélebres ya viejos; generalmente, tales tesoros aparecen cada siete años, siempre en la víspera o en el día de San Juan.



Las ayalgas, que son unas hermosísimas mujeres, guardaban sus tesoros en sus cuevas o bajo los árboles. Su nombre proviene de la sustancialización del término "ayalga" que significa en asturiano "tesoro". Para Cipriano Agüero, "en la noche de San Juan brota una llama rojiza y misteriosa en la boca de sus grutas"; si alguien la ve y se acerca a ella con una rama de sauce, debe echar la rama al fuego, el cual se verá azulado hasta apagarse. De las cenizas saldrá la ayalga, muy bella ella, con una cinta en su talle; y con ella conducirá al valeroso desencantador adonde están sus tesoros. Como se ve, la historia es casi una variante de las xanas encantadas de la noche de San Juan.



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:: RELATO 1. CAN CABROÑA ::



A un kilómetro del concejo de Caravia, en la falda de un cerrillo que se alza dominando la playa de La Isla, brotan borbollando las aguas de la fuente Cambroña, y debajo de su cristal, en un palacio labrado por un genio, viven sujetas al poder de los encantadores doce hermosas doncellas moras.



Y la mañana de San Juan, después de pasear descalzas sobre el rocío que cubre la alfombre verdina del prado, tendida desde la fuente a la playa, se van a la orilla del mar y allí danzan al son de las olas dando al viento sus velos de oro, los cuales flotan alrededor de sus cuerpos flexibles, como una niebla luminosa. Y las olas rompen con mimo para acercarse suavemente a las danzarinas y besarles los delicados pies.



Y las jóvenes dirigen la vista hacia el horizonte azul para ver si se acerca a la playa una lancha conduciendo al hombre que ha de libertarlas.



Y una mañana de San Juan, cuando las vírgenes moras retornaban al palacio saltando a la comba con sus velos, vieron llegar a la playa, empujada por la suave brisa, una lancha tripulada por un arrogante pescador.



Se acercó a él una de las moras y le dijo:



-Si quieres ser rico y poderoso, el año que viene, la víspera de San Juan, al dar las doce de la noche te presentas con doce panecillos de cuatro picos al pie del ojo de la fuente Cambroña y diras: “Can Cabroña, toma el pan que te envía tu señora”. Lo demás corre de nuestra cuenta.



Al año siguiente se presentó el pescador a la vista de la playa, y mientras se acercaba la hora convenida, soltó los remos y dejó a la lancha juguetear libremente sobre las olas.
Cuando más abstraído estaba pensando en el poco tiempo que le quedaba para ser rico, vio que un pez enorme se dirigía hacia su embarcación, y para ahuyentarle, tomó un panecillo, le quitó un pico y se lo arrojó al pez, el cual desapareció debajo del agua.
Llegó el pescador al pie de la fuente, y al dar las doce de la noche dijo:



-Can Cambroña, toma el pan que te envía tu señora.



Se rompió el cristal de la fuente, y por entre burbujas de plata que brillaban al claror de la luna, salió una de las jóvenes encantadas, agitó su cuerpo en suave temblor y cayeron a sus pies, produciendo armónicos sonidos, gran cantidad de perlas y brillantes.



En cuanto la mora tomó el panecillo en sus manos, le dio un beso y se convirtió en un hermoso caballo. Según iba el pescador repitiendo la fórmula convenida, iban saliendo las moras de la fuente y depositando a sus pies montones de riqueza. Ya estaban a caballo en disposición de huir en cuanto saliera la última; pero al faltarle un pico al panecillo, le faltó un pie al caballo, por lo cual tuvieron que recoger las riquezas y volver a su encantamiento, no sin antes maldecir a los encantadores por haber sido culpables por la aparición del pez.



Y el pescador, lleno de tristeza, soltó las amarras de su lancha, remó con fuerza y se alejó de la playa para tender sus redes más allá del horizonte…



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:: RELATO 2. ADIÓS Y MUCHAS GRACIAS ::



La noche antes de regresar, a un tejero que se encontraba en Castilla se le apareció una señora muy mayor que le entregó tres bollos de pico amarrados dentro de un pañuelo, con el encargo de que fuera a Cuetu Lloru, un lugar de Oviu (Ovio, lugar de la parroquia de Nueva), se asomara a una cueva, arrojara un pico dentro, dijera una frase de la que no me acuerdo y fuera tirando después los otros.



El tejero llegó a casa muy cansado y se acostó a dormir. Entonces, su mujer fue a ver que traía en el hatillo y le quitó un cuerno a uno de los bollos.
Al día siguiente por la mañana, el hombre marchó hacia la cueva, cogió el primer bollo, que estaba completo, y lo tiró dentro. Hecho esto, salió una moza muy guapa montada a caballo y que le dijo:



-Adiós y muchas gracias.



A continuación, arrojó el segundo bollo y se presentó otra moza, pero cuando tiró el último, como le faltaba un pico, lo que apareció fue un caballo cojo, sin una pata. Y la moza a la que le tocaba salir y no pudo hacerlo le explicó al tejero que por tener éste una mujer fisgona, ella quedaría en la cueva e inútil para siempre, y él no conseguiría el tesoro.



NOTA: En otras historias, lo que dicen las mozas según salen desencantadas es: “Detrás viene quien paga”, y salen indistintamente mozos y mozas; es más, el último que sale y al que le toca el bollo sin cuerno es un cojo vociferante que recrimina al pobre vecino:

-Aquí me quedo para siempre encantado y cojo, por ser tu mujer una “llambiona” (comilona)



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:: RELATO 3. SALE, MORA ::



En la cueva de la Roza, sita en el castillo de Sobeirón (Soberrón en la parroquia de Llanes), vivía una mora encantada. Y la mañana de San Juan se ponía a la puerta de la cueva a coser y bordar.
Los pastores se acercaban allí para verla, pero no conseguían más que oírla cantar.
Un día estaba un pastor apacentando las ovejas y se acercó a él un señor preguntándole:



-¿De dónde eres, pastor?
-De Sobeirón, cerca de Llanes.
-Pues en la cueva de la Roza, está mi mujer encantada y quisiera que le llevaras un encargo.
-No tengo inconveniente en ello.



El desconocido entregó al pastor un pan de seis picos, recomendándole que no comiera nada de él, y le dijo lo que tenía que hacer y decir a la puerta de la cueva.
Cuando llegó el pastor a su casa, le preguntó su mujer:



-¿Qué significa este pan?
-No me preguntes nada ni se te ocurra empezarlo.



A la mañana siguiente se acercó el pastor a la cueva y dijo:



-Sal mora encantadora,
que aquí hay quien te quiere ver;
yo te traigo un encarguito
que te servirá muy bien.



Y le entregó el pan, pero como su mujer le había comido un pico, no pudo salir la mora. Ésta le dijo al pastor:



-Aquí tienes quincalla de oro, coge tres cosas.



Y cogió unas tijeras, un peine y una cinta de seda para su mujer. Después que lo cogió le dijo la mora:



-¡Maldito seas!

Nunca te faltarán
ovejas que trasquilar,
ni sarna que rascar,
y el cuerpo de tu mujer
lo verás tronzar.



Marchó el pastor, y al pasar por vega de Sobeirón quiso ver lo larga que era la cinta y la ató por un extremo a un árbol y éste se tronzó como se tronzaría el cuerpo de su mujer si hubiera usado la cinta.
Al pastor nunca le faltaron:



Ovejas que trasquilar
ni sarna que rascar.



Siendo esta enfermedad hereditaria en la familia del pastor a día de hoy.



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:: RELATO 4. LA MORA OBSEQUIOSA ::



En el Pico el Castiellu, una montañita situada sobre el pueblo llanisco de Soberrón, se encuentra la Cueva la Mora, en donde los habitantes de las localidades vecinas recuerdan que vivía una mora encantada que tiempo ha se había llevado a una muchacha y por eso había sido objeto de una maldición, consistente en que se marchara a vivir en un lugar desértico.



A la entrada de la cueva, la mora tenía una tienda con peines, pendientes, tijeras, agujas, dedales, anteojos…



-Dame una tijera
-¿Y en qué vas a utilizar la tijera?, porque la tijera tiene punta, y si la quieres para hacer daño a la humanidad no te la doy.
-Es que tengo ovejas y es para cortarles la lana. Déme, pues, una tijera y la mora entera.



Y como esas palabras favorecían a la mora, esta le regalaba algo al pastor. Pero de no mediar una de estas, frases la mora le contestaba:



-Dios le dé a usted, mucha sarna que rascar y muchos piojos que matar.



La mora también intercambiaba diversos productos con los pastores. Éstos le proporcionaban queso, leche, huevos, carne, jamón… a cambio de guisados de cocido, alubias, garbanzos, lentejas… que la mora cocinaba.



Si en la zona aparecían nieblas o nubes, en la villa de Llanes y en Parres (de Llanes, obviamente), se creía que ello era debido a que la mora estaba cocinando (cuando la mora echa la torta).
Y todas las noches la mora encendía una luz encantada que, como entonces las noches eran oscuras, se divisaba desde bien lejos. La mora nunca quiso desvelar si esta luz se producía con aceite o petroleo, o con una vela.



Después de cierto tiempo se desencantaba la mora. A veces, entrabas en la cueva y se oían quejidos o lamentos; comentaban que se trataba de la mora allí cautiva.
Con el tiempo, la gente ya no llegó a creer en ella y la mora desapareció.



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:: RELATO 5. EL PASTOR Y EL ENCANTO ::



Una vez estaba un pastorcillo sentado al pie de la fuente de Las Traviesas, allá en la Collada de Taranes, concejo de Ponga, y vio salir por el ojo de la fuente un encanto (masculino) con muchas vacas. Y el pastor las miraba embelesado.



-¿Qué miras, pastor? –dijo el encanto.
-Miro estas vacas tan guapas.
-¿Tú no tienes vacas?
-No, señor.
-Pues cuando entren por el ojo de la fuente, tiras tus calzones sobre la que más te guste y quedará para ti. Ella te hará rico, porque siempre parirá terneras. Pero no la dejes entrar nunca en el río Caldar.



El pastor se puso al pie de la fuente. Comenzaron a entrar las vacas, y dice:



-Esta sí que es guapa; allá van mis calzones. Pero no; es más guapa ésta, o si no esta otra que es pinta, o mejor la negra…



Y cuando acordó consigo, habían entrado todas las vacas y se quedó sin ninguna.



Al siguiente año, el día de San Juan, el pastor se puso al pie de la fuente y no se detuvo en escoger; en cuanto apareció la primera vaca, le echó encima los calzones y se la llevó consigo.
La vaca le dio muchas terneras, y éstas le dieron otras, y fueron tantas que se hizo rico.



Y un día se le ocurrió decir:



-¿Porqué no he de permitir que entre la vaca en el río Caldar?



La dejó entrar. Y la vaca no volvió a la cabaña.



NOTA: Existen varias versiones de historias de vacas mágicas que salen de los caños. Todas ellas por lo general son de encantos, es decir, de género masculino. En unos casos, el pastor tiene que adivinar el nombre de la vaca a medida que van entrando, por lo que suele acertar con la última. En otros, el pastor tiene que repetir una fórmula mágica religiosa (“San Antonio te guarde…”) cada vez que sale una vaca; a veces lo que tiene que tirar a las vacas es la montera, lo cual tiene mayor sentido que tirarles los calzones.



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:: RELATO 6. EL PASTOR Y LA ENCANTADA ::



Un día de San Juan al amanecer iba un pastor para el monte, y al pie de una fuente encontró una moza muy guapa. Ninguna de la comarca la igualaba en hermosura. El pastor la acompañó más de una legua de camino y al despedirse de ella le preguntó que quién era y dónde vivía.



-Vivo aquí cerca de una cueva y soy una encantada. ¿Tendrás valor para desencantarme?
-Nunca tuve miedo. ¿Qué tengo que hacer?
-Me presentaré a ti tres veces transformada en un cuélebre con una rosa en la boca. Si me la quitas me desencantas. No me tengas miedo aunque me veas retorcerme y amenazarte con la cola.



Después que dijo esto se metió en la cueva. Y al poco tiempo apareció un cuélebre muy grande y el pastor tuvo miedo, no se atrevió a quitarle la rosa. Lo mismo sucedió cuando se presentó por segunda vez, pero cuando se presentó la tercera, le quitó la rosa y la moza quedó desencantada. Y al pastor le regaló el tesoro que tenía en la cueva.



NOTA: En otras versiones el pastor no hace nada las tres veces, y cada vez que aparece el cuélebre es más grande y le sube por la pierna, una vez tras otra, más arriba que la anterior, hasta llegar a la cabeza. Al final, la encantada acaba más encantada de lo que estaba.



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:: RELATO 7. XANIA, XANIETA ::



Una mujer de Cudillero llamada Camila Sande (actualmente viven tres Sande en Cudillero), iba el día de San Juan para Avilés. En el monte encontró una Xania que estaba cuidando una gallina con muchos pitos de oro. La mujer quiso atrapar alguno con el mandil, pero no pudo. Cuando volvió para Cudillero, lo contó a los vecinos y estos le dijeron:



-¡Ah, burra! Si hubieras arrancado un remendín de tu saya y lo entregas a la Xania diciendo:

-Xania, xanieta
dame la tu riqueza,
y toma la mio pobreza,

te hubiera dado la gallina y los pitinos.

NOTA: Se recogen algunos casos más de xanas con gallinas y pollitos de oro en el oriente asturiano. En uno de ellos, se da el caso de 12 princesas moras convertidas en pitas de oro por algún mal de amor, que a las 12 de la noche del día de San Juan recuperan su forma humana; se dice que si no se las ve es porque, igual que ellas, se ha cometido algún pecado de amor.



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